lunes, 28 de agosto de 2017

LOGOS
Estéril política de frases
¿CUÁNTO GANA EL PRESIDENTE?
        Las expresiones orales, sobre todo las de temas políticos, necesitan vincularse con la realidad de la gente común, y estar bien estructuradas para convencer conciencias y provocar acciones.
        Eso en principio, como base de una oratoria eficiente y seductora en el fenómeno político, tan escarnecido en estos tiempos.
        La elocuencia siempre ha sido cautivadora, como molesta y chocante resulta la torpe locuacidad.
        No sé a los demás, pero a mí me da pena ajena escuchar al presidente de mi país, Enrique Peña Nieto, asegurar en su discurso: “Quienes están contra la reforma educativa, están contra México”.
        Esa frase no corresponde a nuestra realidad objetiva, ni al sentimiento y a la convicción del pueblo mexicano, ni auxilia a convencerlo de lo dicho; al contrario, provoca su inmediata desaprobación.
        Debe saber el presidente que la educación escolar, en cada aula, sigue siendo la misma que desde hace muchos años, y que el avance obtenido, si lo hay, se debe al esfuerzo de maestros y alumnos, y no a una reforma educativa, inexistente como tal.
        El patrioterismo fascista debe ser desterrado del mundo de nuestras ideas, del universo de nuestras palabras, y del infinito de nuestras acciones.
        Intranquiliza oír lo que expresa Andrés Manuel López Obrador, ya que pude ser el próximo Presidente de México: “Quien no se une a Morena, está con la mafia del poder… ¿o están con el pueblo o están con la mafia?”
        Esa afirmación y esa disyuntiva también expelen aroma fascista. Yo no tengo contemplado unirme a Morena, y les aseguro que repruebo a esa mafia en el poder, tan entreguista como corrupta.
        Todas las mafias deben ser repudiadas, al ser pandillas que provocan el mal, pero… ¿a qué “pueblo” se refiere López Obrador en su alternativa? Seguramente a sus simpatizantes.
        Y si así fuese, está usando mal el término “pueblo”, en forma excluyente e insultante.
        Otro caso es el del licenciado en derecho Gerardo Ruiz Esparza, contumaz secretario de Comunicaciones y especialista en socavones, quien siendo obstinado comensal del presupuesto público decide: “No es momento de abandonar el barco”.
¡Qué bizarría!, con ella no conmovió ni a su jefe, porque son muchos los que piensan que, para ese barco en hundimiento, el capitán debe de soltar el lastre, es decir, la basura.
        Otra de esas manifestaciones de palabra estuvo a cargo del ex presidente Vicente Fox: “Nadie me va a quitar mi pensión vitalicia… es de lo que vivo… es pura envidia”, y aceptó que recibe 5 millones de pesos mensuales.
Si eso reciben los ex, el presidente en turno debe ganar mucho más, contrario a lo publicitado.
120 millones de mexicanos merecemos saber la verdad en todos los órdenes; y lo que no deseamos es que la retórica política incite al fascismo, esté empantanada en el fango de la máxima mediocridad, y que el presidente mienta en lo que percibe.
        Si no superamos esos defectillos, Trump nos seguirá humillando.