LOGOS
Nuestra joven Carta
Magna
ILUMINA TODO
Salvo raras y honrosas excepciones, los
trabajos periodísticos aparecidos recientemente con motivo del primer
centenario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos han dado
por cierto que nuestra Carta Magna cumplió, ya, 100 años de vigencia.
Afirmar tal cosa es un error, agravado
cuando lo expresan juristas e intelectuales de renombre.
Para aclarar ese punto, basta con leer su
artículo primero transitorio: "Esta Constitución se publicará desde luego
y con la mayor solemnidad se protestará guardarla y hacerla guardar en toda la
República; pero, con excepción de las disposiciones relativas a las elecciones
de los Supremos Poderes, Federales y de los Estados, que desde luego entran en
vigor, no comenzará a regir sino desde el día 1o. de mayo de 1917... "
Lo de las elecciones entró en vigor al
día siguiente de la promulgación, y publicación oficial, de dicha norma
fundamental, el 5 de febrero del 1917 por orden del Constituyente, y a
propuesta del diputado por Lerma, Rubén Martí Atalay, químico biólogo nacido en
Cuba, quien vivió rodeado de datos sugestivos y oscuros.
Los antecedentes y el procedimiento
legislativo del constituyente 1916-1917 fueron generados por grupos de poder,
ante hechos imperantes.
Asesinados el Presidente Madero y el
vice presidente Pino Suárez el 22 de febrero del 1913, bajo la asquerosa
autorización del embajador de EU Henry Lane Wilson y los ejecutores de
Victoriano Huerta, el gobernador de Coahuila Venustiano Carranza se levanta en
armas contra la ilegalidad magnicida.
Para ello elabora, con un grupo de
diversas tendencias y edades, el Plan de Guadalupe, documento
constitucionalista para reintegrar al país a la legalidad.
Juan de Dios Bojórquez nos narra en su
obra "Crónica del Constituyente", lo que prevalecía a la firma de ese
plan. Blanco, Múgica, Treviño, Millán, jóvenes todos ellos, pedían que ese
escrito incluyera programas educativos, de salud y libertad religiosa, a favor
de los campesinos y obreros.
La habitación donde los recibió Don
Venustiano a todos esos jovencitos rebeldes, rememora Bojórquez: "... era
pequeña, cuadrangular, con una diminuta ventana... y una puerta angosta...
entre aperos rudimentarios... dos mesas mugrientas y apolilladas y dos sillas
eran todo el ajuar de aquella oficina..."
E inició Carranza con una pregunta:
¿Quieren ustedes que la guerra dure dos años o cinco? La guerra será breve
mientras menos resistencias haya que vencer. Los terratenientes, el clero y los
industriales, son más fuertes y vigorosos que el gobierno usurpador; hay que
acabar primero con éste, y atacar después los problemas que con justicia los entusiasman...
Al triunfo de la lucha haremos un documento histórico."
Y ése se hizo: es la Constitución que
hoy nos rige, la que de verdad, ilumina todo.
La que espera ser bien conocida por los
120 millones de mexicanos; que la hagamos propia, y la apliquemos siempre.