LOGOS
Gallina de los
huevos de oro
NI SECA NI MUERTA;
RUMBO A EU
Las metáforas, si se formularon con
acierto pertinente, pueden contestarse con metáforas.
El Presidente Enrique Peña Nieto, poco
afortunado en lectura literaria, dio la sorpresa hace días con una figura de
lenguaje, intentando explicar y justificar la reciente y peligrosa alza del
precio en gasolina.
En esa alegoría citó al animalito de la
añosa fábula atribuida al heleno Esopo, (siglos 7 y 6 a. de n. e.) al aseverar:
"La gallina de los huevos de oro se nos fue secando, se nos fue acabando;
Cantarell producía 2 millones 200 mil barriles diarios, y hoy sólo produce 200
mil."
Así, esa ficción presidencial está
dirigida sólo a Cantarell, una parte de la capacidad petrolera de México, pues
nuestro potencial se calculó en noviembre del 2015 en más de 98 mil millones de
barriles de petróleo, según "Mexico Energy Data..."
Por eso dudo que se haya secado la
gallina de los huevos de oro, y menos creo que se haya muerto; acaso, sí, esa
gallina con su rica producción está en proceso de entregarse a empresas
transnacionales protegidas por EU, so pretexto de nuestra falta de técnica y
capital, y para homologarnos a una falsa apertura globalizadora que el Presidente
Donald Trump comenzó a destruir ya.
El "hoyo de la dona" es un
complejo valiosísimo que, estando principalmente en nuestro mar patrimonial, EU
está succionando ilícitamente para su provecho. Todo esto, a detalle, debe
conocerlo el pueblo de México para que con toda responsabilidad, dentro de
nuestra Carta Magna, y de las normas internacionales, obremos en consecuencia.
Ese imponente recurso energético,
científica y humanísticamente bien utilizado, debe servir para el sano y
sustentable desarrollo de los mexicanos, y no para empollar multimillonarios,
extranjeros o nacionales.
Tenemos la posibilidad de rediseñar
nuestro futuro, reorientando la política de transporte para que no haya tantos
automóviles que contaminan el aire que respiramos y hacen espesa la circulación
en calles y carreteras.
El peor uso para nuestro petróleo es
cambiarlo por autos, pues es como volver a trocar oro por espejitos, cuando de
ese hidrocarburo nuestros químicos pueden obtener más de tres mil derivados,
entre alimentos, medicinas, vestidos, zapatos y materiales para edificaciones.
También hay mexicanos con capacidad para
fabricar vehículos, para servicio público y privado, que se muevan con una
energía no contaminante.
El patrimonio nacional no puede ni debe
gastarse en la simulación educativa ni en el inútil servicio público.
Es necesario que con el producto interno
bruto de México se remunere satisfactoriamente a los trabajadores, quienes son los
verdaderos generadores de esa riqueza.
Recuperemos a la gallina de los huevos
de oro, constituida por el trabajo calificado y productivo de los mexicanos,
por los formidables recursos que nuestro territorio tiene, y llevemos a los
cargos gubernativos a los mejores compatriotas.