LOGOS
El mundo en
reacomodo
MEXICANIZAR MÁS A
MÉXICO
México es una nación de profundas
raíces, fuertes y positivas, con activo mestizaje y personalidad propia. País
joven e independiente que cumplirá el 27 de septiembre de 2017, venturosamente,
196 años.
En su territorio, a la llegada de los
españoles encabezados por Hernán Cortés, existían 136 reinos originales con
desarrollos culturales distintos a los europeos, y diferentes entre sí, pero
mestizándose.
Con esa cimiente aborigen advino, desde
el 1519 y aún antes en menor medida, una mezcla con europeos. africanos,
asiáticos, sin terminarse aún, en su dialéctico avance.
Así, el mexicano actual contiene todos
los ADN de este tiempo globalizador en que vivimos.
Y la suma de ese todo nos da más que un
perfil; nos condiciona una personalidad cultural y física pertinente. No nos aprisiona
en laberintos; nos pasea educativamente por ellos. Jamás nos infectó con
soledad, ya que nos ha abierto siempre espacios enriquecedores dentro de la convivencia
humana.
La distinción de lo mexicano nos hace
ser solidarios y humanos con lo extranjero. Sin chauvinismos provincianos, pero
con amor y respeto por México, aceptamos y admiramos lo internacional y, más
que eso, tenemos mucho respeto, por todos los pueblos de la Tierra, salido de
un corazón muy mexicano.
Frente a lo anterior, hay gobiernos de
naciones hegemónicas y poderosas que, en su ejercicio despótico, han tratado, y
en los años recientes con cierta eficacia, de penetrarnos y absorbernos.
Esa tarea imperial, lamentablemente, ha
contado con la complicidad de la clase en el poder que, torpe y descastada,
cuida más sus ganancias económicas que los valores cívicos de patria, sin
percatarse de que éstos generan más riqueza que las migajas que su traición a
la patria les produce.
Bien razona José Elías Romero Apis, en
su edificante libro El jefe de la banda, al desarrollar la idea del brasileño
Josué de Castro: "Si al mandatario le gustan el pozole y el mole, las
verdolagas y los chiles, la arrachera y el huachinango, podemos estar seguros
de que le preocupara la producción de nuestros productos y la explotación de
nuestros recursos. Pero asustémonos si más les gusta la salsa bernesa que el
guacamole... el Wellington que las carnitas". Y me permito agregar, no
sólo como un indicio para la economía, sino como alejamiento y desprecio a
nuestra cultura.
Pero en fin, la invasión no militarizada
de EU a México, económica, religiosa, educativa, jurídica, fílmica, política,
cultural, y de toda índole, nos empezó a desmexicanizar.
Mientras nosotros nos abrimos, los
estadunidenses con el Presidente Trump empiezan a cerrarse, con muro material y
mental.
Con ese cambio de actitud del gobierno de
EU, nuestro país está en libertad, sin cerrarse, de sostener su decidida,
inteligente y sólida apertura, pero sin disfrazarnos de gringos en imitación
grotesca y extra lógica, sino con un sano y digno desarrollo para mexicanizar
más a México.