LOGOS
Riqueza y pobreza
NOS AGRAVIA LO
INEXPLICABLE
Riqueza y pobreza son conceptos
relativos a infinitos puntos referenciales. Entre Carlos Slim Helú y Ricardo Salinas
Pliego, ambos con poder económico, el rico es Carlos.
Entre Andrés Manuel López Obrador y
Rafael Acosta Ángeles, mejor conocido como "Juanito" cuando era
protegido por aquél, el pobre es el segundo.
El michoacano Félix Cerda Loza era un
millonario, rico, pues teniendo capital fue generoso con los humildes,
auxiliaba a escuelas, apoyaba al deporte, aportaba para obras sociales, y vivió
a plenitud; mientras otros millonarios de cuyos nombres no quiero acordarme, en
su avaricia cicatera, son ricos pobres.
En México, ser pobre o rico no es inmoral
ni es delito; el problema comienza cuando la riqueza de una persona es
inexplicable; como el conflicto se inicia cuando la pobreza de un ser humano también
es inexplicable, y trasuda engaño por simulación fraudulenta.
Significa, por ende, que lo inexplicable
de la riqueza y de la pobreza es lo que agravia a la sociedad, y a cada uno de
los miembros que la integran; y en ese estatus, enmarañado e incomprensible, la
población de México en el campo del derecho, a través de autoridades
competentes, analiza los casos de pobreza y riqueza para encontrarles
explicación y esclarecimiento.
Si encuentra que la riqueza se ha
obtenido ilícitamente, a través de algún acto u omisión tipificado por
preceptos jurídicos, debe obrar en consecuencia legal y debida, ya sea fortuna
malhabida en cargos públicos, o en actividades de iniciativa privada.
Así esperamos que se conduzcan las
autoridades competentes ante las tres declaraciones (patrimonial, fiscal, y de
intereses) que han firmado los dirigentes de los partidos políticos de nuestro
país, la del priísta Enrique Ochoa Reza, del panista Ricardo Anaya Cortés, del
morenista Andrés Manuel López Obrador, de la perredista María Alejandra
Barrales Magdaleno, y las de los demás líderes partidistas.
No olvidemos que en lo electoral, por
desgracia para México, malgastamos el erario. Recordemos que los partidos
políticos han partidizado, lamentable e ilegalmente, a casi todo el país.
Por ello es apremiante que se realicen
los análisis lógico jurídicos contables, bajo la egida del costo beneficio, de
todos los órganos jurisdiccionales de tipo electoral, de la administración
electoral, sobre todo del INE y los institutos estatales, y de todos y cada uno
de los partidos políticos, comenzando ahora a investigar lo inexplicable de las
riquezas y de las pobrezas de los dirigentes de esas instituciones partidistas.
La riqueza y la pobreza deben ser
explicadas, legal y moralmente.
Si queremos que México y los mexicanos
sean ricos en bienes, en servicios, y en valores éticos, es menester elegir
líderes capaces y honestos que a eso nos conduzcan.
Digamos, no, a los dirigentes de riqueza
ilícita. No, también, para líderes simuladores de pobreza, o incapaces de crear
riqueza pública.