lunes, 15 de agosto de 2016

LOGOS
Riqueza y pobreza
NOS AGRAVIA LO INEXPLICABLE
        Riqueza y pobreza son conceptos relativos a infinitos puntos referenciales. Entre Carlos Slim Helú y Ricardo Salinas Pliego, ambos con poder económico, el rico es Carlos.
        Entre Andrés Manuel López Obrador y Rafael Acosta Ángeles, mejor conocido como "Juanito" cuando era protegido por aquél, el pobre es el segundo.
        El michoacano Félix Cerda Loza era un millonario, rico, pues teniendo capital fue generoso con los humildes, auxiliaba a escuelas, apoyaba al deporte, aportaba para obras sociales, y vivió a plenitud; mientras otros millonarios de cuyos nombres no quiero acordarme, en su avaricia cicatera, son ricos pobres.
        En México, ser pobre o rico no es inmoral ni es delito; el problema comienza cuando la riqueza de una persona es inexplicable; como el conflicto se inicia cuando la pobreza de un ser humano también es inexplicable, y trasuda engaño por simulación fraudulenta.
        Significa, por ende, que lo inexplicable de la riqueza y de la pobreza es lo que agravia a la sociedad, y a cada uno de los miembros que la integran; y en ese estatus, enmarañado e incomprensible, la población de México en el campo del derecho, a través de autoridades competentes, analiza los casos de pobreza y riqueza para encontrarles explicación y esclarecimiento.
        Si encuentra que la riqueza se ha obtenido ilícitamente, a través de algún acto u omisión tipificado por preceptos jurídicos, debe obrar en consecuencia legal y debida, ya sea fortuna malhabida en cargos públicos, o en actividades de iniciativa privada.
        Así esperamos que se conduzcan las autoridades competentes ante las tres declaraciones (patrimonial, fiscal, y de intereses) que han firmado los dirigentes de los partidos políticos de nuestro país, la del priísta Enrique Ochoa Reza, del panista Ricardo Anaya Cortés, del morenista Andrés Manuel López Obrador, de la perredista María Alejandra Barrales Magdaleno, y las de los demás líderes partidistas.
        No olvidemos que en lo electoral, por desgracia para México, malgastamos el erario. Recordemos que los partidos políticos han partidizado, lamentable e ilegalmente, a casi todo el país.
        Por ello es apremiante que se realicen los análisis lógico jurídicos contables, bajo la egida del costo beneficio, de todos los órganos jurisdiccionales de tipo electoral, de la administración electoral, sobre todo del INE y los institutos estatales, y de todos y cada uno de los partidos políticos, comenzando ahora a investigar lo inexplicable de las riquezas y de las pobrezas de los dirigentes de esas instituciones partidistas.
        La riqueza y la pobreza deben ser explicadas, legal y moralmente.
        Si queremos que México y los mexicanos sean ricos en bienes, en servicios, y en valores éticos, es menester elegir líderes capaces y honestos que a eso nos conduzcan.
        Digamos, no, a los dirigentes de riqueza ilícita. No, también, para líderes simuladores de pobreza, o incapaces de crear riqueza pública.