lunes, 18 de julio de 2016

LOGOS
Tontolelo y Tontiloco
SUCUMBE LA REFORMA EDUCATIVA
La sucesión presidencial ya está encarrerada en México, y su temprano inicio le impone un pecado original que, tarde o temprano, lo pagaremos todos.
Esa misma tentación culposa de adelantarse, sin acertar, produce su propio castigo, más cuando el gobierno mexicano no ha mostrado, desgraciadamente, capacidad para ejercer rectoría ni siquiera en sus propias reformas.
En lo educativo, por ejemplo, el equívoco ha sido brutal. El gobierno no atinó ni en tiempos, espacios, personas, ni en los modos; y, ahora, sólo queda partir de la revoltura caótica en que se encuentra el embarazoso problema, sin perder el tiempo en buscar culpables, para aprovecharlo en el rastreo de soluciones.
No de cualquier solución, sino de una que, siendo real y eficaz, favorezca a la mayoría de los mexicanos.
En una mesa de negociaciones, con gente responsable y seria, deben analizarse todos los problemas educativos de manera precisa y clara, sin máscaras ni ambigüedades; así como encontrar y valorar todas las soluciones reales a la vista, o encubiertas.
Es un problema que el gobierno imponga sin escuchar a nadie una reforma educativa, ya que, incluso, con ello violó los artículos 3º, 25 y 26, de nuestra Carta Magna; además de que no existe ninguna reforma con bases, procesos y metas educativas.
Y eso se resuelve si el gobierno reestablece el estado de legalidad.
Otro problema: en toda la estructura “gubernativa” de la educación, en la que realmente opera todos los días, mandan los líderes de las diferentes expresiones sindicales; así, los maestros cumplidos y honestos, que son la mayoría, tienen que padecer dos males, a los soberbios y torpes funcionarios públicos, y a sus líderes corruptos.
Eso se resuelve si el gobierno reasume sus atribuciones, designando, legal y honradamente, desde directores de escuela, inspectores escolares y jefes de sector, y todos los demás mandos medios y superiores.
Un problema más: las decisiones en materia educativa se han impuesto con violencia. Por la parte sindical con tomas, marchas, presiones ilegales, amenazas, destrucciones, delitos varios, sobre todo por la CNTE. Y por el gobierno, con las fuerzas armadas del país, amedrentando con su presencia, y hasta aventando balazos provocadores de muertos sin ton ni son, sin seguir los procedimientos jurídicos que regulan la coercitividad de Estado.
A los maestros no debe corrérseles ilegalmente; actualicémoslos constantemente. Ellos no son el problema, sino son parte de la solución; al igual que los alumnos, y los padres de familia representando a una sociedad que reclama educación pública de calidad.
No puede ni debe el gobierno ni la CNTE ser, y actuar, como los personajes Tontolelo y Tontiloco, del escritor alemán Michael Ende (1929-1995), quienes, siendo una sola persona desatinada que se hacía pasar por dos, gemelos enemigos, resultaban en la narración cuentística tan incoherentes como desacertados.