LOGOS
Tontolelo y
Tontiloco
SUCUMBE LA REFORMA
EDUCATIVA
La sucesión
presidencial ya está encarrerada en México, y su temprano inicio le impone un
pecado original que, tarde o temprano, lo pagaremos todos.
Esa misma tentación
culposa de adelantarse, sin acertar, produce su propio castigo, más cuando el
gobierno mexicano no ha mostrado, desgraciadamente, capacidad para ejercer
rectoría ni siquiera en sus propias reformas.
En lo educativo, por
ejemplo, el equívoco ha sido brutal. El gobierno no atinó ni en tiempos, espacios,
personas, ni en los modos; y, ahora, sólo queda partir de la revoltura caótica
en que se encuentra el embarazoso problema, sin perder el tiempo en buscar
culpables, para aprovecharlo en el rastreo de soluciones.
No de cualquier
solución, sino de una que, siendo real y eficaz, favorezca a la mayoría de los
mexicanos.
En una mesa de
negociaciones, con gente responsable y seria, deben analizarse todos los
problemas educativos de manera precisa y clara, sin máscaras ni ambigüedades;
así como encontrar y valorar todas las soluciones reales a la vista, o
encubiertas.
Es un problema que
el gobierno imponga sin escuchar a nadie una reforma educativa, ya que, incluso,
con ello violó los artículos 3º, 25 y 26, de nuestra Carta Magna; además de que
no existe ninguna reforma con bases, procesos y metas educativas.
Y eso se resuelve si
el gobierno reestablece el estado de legalidad.
Otro problema: en toda
la estructura “gubernativa” de la educación, en la que realmente opera todos
los días, mandan los líderes de las diferentes expresiones sindicales; así, los
maestros cumplidos y honestos, que son la mayoría, tienen que padecer dos
males, a los soberbios y torpes funcionarios públicos, y a sus líderes corruptos.
Eso se resuelve si
el gobierno reasume sus atribuciones, designando, legal y honradamente, desde
directores de escuela, inspectores escolares y jefes de sector, y todos los
demás mandos medios y superiores.
Un problema más: las
decisiones en materia educativa se han impuesto con violencia. Por la parte
sindical con tomas, marchas, presiones ilegales, amenazas, destrucciones,
delitos varios, sobre todo por la CNTE. Y por el gobierno, con las fuerzas
armadas del país, amedrentando con su presencia, y hasta aventando balazos provocadores
de muertos sin ton ni son, sin seguir los procedimientos jurídicos que regulan
la coercitividad de Estado.
A los maestros no
debe corrérseles ilegalmente; actualicémoslos constantemente. Ellos no son el
problema, sino son parte de la solución; al igual que los alumnos, y los padres
de familia representando a una sociedad que reclama educación pública de
calidad.
No puede ni debe el
gobierno ni la CNTE ser, y actuar, como los personajes Tontolelo y Tontiloco, del
escritor alemán Michael Ende (1929-1995), quienes, siendo una sola persona
desatinada que se hacía pasar por dos, gemelos enemigos, resultaban en la
narración cuentística tan incoherentes como desacertados.