lunes, 13 de junio de 2016

LOGOS
Ni triunfadores ni derrotados
SÓLO REBAÑO DE CONFUNDIDOS
        En el método científico no hay lugar a la arrogancia. Se trabaja con toda humildad en la búsqueda de algo que no se tiene: la verdad; y luego que se le encuentra, después de todo un proceso esforzado, recuerda uno, entre muchas otras cosas, que todo está en constante cambio, hasta esa verdad encontrada.
        Si ese método que siempre es perfectible ha conducido al hombre a un desarrollo humanista, científico y tecnológico, innegable, debe servirnos para comprender de mejor manera los procesos de tipo electoral en el fenómeno político mexicano, independientemente de todo explicable interés personal, partidista, ideológico, o de clase socioeconómica.
        Vayamos a lo concreto.
        En los medios masivos de comunicación se asegura: quienes perdieron en estas elecciones del 2016 son el Presidente Enrique Peña Nieto, el PRI y Manlio Fabio Beltrones Rivera, y el PRD de los chuchos con Agustín Basave Benítez; y quienes ganaron fueron, por la derecha, el PAN de Ricardo Anaya Cortés con Felipe Calderón Hinojosa y su esposa Margarita, y por la izquierda, Andrés Manuel López Obrador y su Morena.
        Esa idea entregada a la población es la central, con algunas variantes.
        En el caso de los supuestos perdedores, algunos afirman que el fracasado es el Presidente Peña, no el PRI ni Beltrones; mientras otros señalan que los malogrados son el PRI y Beltrones, pero no el Presidente. El PRD, aseguran unos, no es perdedor, ganó aliado al PAN como valeroso escudero de la derecha, pero ha perdido su ideología de izquierda, la que ahora es enarbolada en exclusiva por Andrés Manuel López Obrador y su partido.
        Para la situación de los supuestos ganadores, el PAN que abandera a la derecha no alcanzó solo el triunfo, tuvo que aliarse con el aristocrático clero católico que parece no recordar la lección del siglo XIX, con empresas transnacionales de la peor ralea, y con sus "oponentes ideológicos" del PRD. Por la izquierda el ganador personalizado es Andrés Manuel López Obrador, y su partido, quien con todo "absolutismo democrático", y todos los ataques en su contra, ha venido ganando simpatías y votos ciudadanos, causando temor en la gente poderosa, que ya no sabe qué hacer para obstaculizar sus triunfos.
        En el fondo de ese fenómeno político electoral no hay ni ganadores ni perdedores; ahí, los mexicanos somos los arruinados. Superficialmente, por muy diversas razones, ganaron los extremos, pero en esencia todo el sistema partidista de México está desaprobado por su corrupción, inutilidad, soberbia, costo y torpeza.
        Además, mientras sigamos teniendo la misma forma de organización socioeconómica viviremos con desigualdades peligrosas y enfermizas que motivan descomposición social, deshonestidad extrema e impunidad total, con el modito de cada partido político.
        Pero no olvidemos que cuando la derecha clerical avanza peligrosamente, la izquierda radical toma el poder.