LOGOS
Choque de contrasentidos
ANDAMIAJE DE SOFISMAS
No cabe duda,
el poder corrompe; empero, el poder, ahora, enloquece a quien lo ejerce.
¡Para
muestra un botón basta!
Quien debía ser presidente, y no autócrata de México, exhibe
su locuacidad revelada por su rostro trenzado de medio gesto y de media sonrisa
mordaz, y dice: “Hay que limpiar la corrupción del Poder Judicial Federal”.
Ése, es un buen propósito; sin embargo, resulta extraño y
peligroso que desee hacerlo a dos meses de dejar el poder.
Más propio resultaría que López, además, limpiara,
primero, la corrupción del Poder Ejecutivo Federal; depravación ejecutiva que
es billones de veces mayor que la del Poder Judicial.
Acusa con mala fe el ejecutivo López al Poder Judicial
Federal: “dejan los jueces en libertad a presuntos delincuentes del crimen
organizado”, sabiendo el presidente que él confesó públicamente que dejó en
libertad a Ovidio Guzmán López (hijo del Chapo) sin más ni más, cometiendo un
ilícito grave.
Respecto a los juicios penales que se instan en
organismos jurisdiccionales del Poder Judicial Federal, en la mayoría de los
casos las carpetas de investigación van pésimamente consignadas; y la culpa es
del ejecutivo federal, quien a su cargo tiene a la fiscalía federal.
Es verdad que teóricamente es autónoma esa fiscalía; es
decir, es descentralizada, pero de mentiritas, ya que siempre hace lo que le
ordena el presidente.
Pero el presidente López argumenta: “los jueces deben
corregir, perfeccionar de oficio, todos los equívocos de los ministerios
públicos federales”; pero, si así lo hicieran, violarían la Carta Magna y sus
leyes federales, pues los fiscales son una de las partes dentro de los procesos
criminales, y la igualdad de las partes rige en todo juicio.
Por ello, sería un mejor propósito que el tirano López
expresara: “Hay que limpiar la corrupción del Poder Ejecutivo Federal,
comenzando por su fiscalía”.
En lugar de hacerlo así el presidente actual, vuelve a
fabricar contrasentidos, que se le chocan entre sí: “La reforma al Poder
Judicial Federal es para ir en contra de la delincuencia de cuello blanco”;
cuando el primer pasó jurídico para eso, debe darlo la fiscalía, averiguando
conforme a derecho las supuestas conductas delictivas, para armar las carpetas correspondientes”.
O sea, otra vez, primero hay que reformar al Poder
Ejecutivo Federal, iniciando esa labor reformista en su propia fiscalía.
Y al presidente López yo lo veo, seguido, con cuello
blanco, mientras el destacado periodista Ricardo Alemán asegura que Andrés es
un criminal electoral, y Claudia una presidente espuria.
La realidad es que parientes, amigos, y colaboradores del
presidente de la república han sido, con pruebas documentales, acusados de
múltiples delitos, pero ni la fiscalía ni el presidente han hecho nada.
Algo que trae clavado entre ceja y ceja el aspirante a
dictador, son los sueldos de los ministros. Los acusa de ganar “600 mil pesos
mensuales, mucho más que yo, como presidente”.
Arma el presidente actual, relativo a sus ingresos, un
andamiaje de sofismas.
Nos cuesta Amlo, como presidente, decenas de millones de
pesos mensuales. Gana muchísimo más que los 11 ministros de la Honorable
Suprema Corte de Justicia de la Nación, juntos.
Así que la actitud del presidente López es muy deshonesta
y mezquina; él es un mal ejemplo. Se siente dueño de México. En el fondo, enfermizamente
cree que él es el pueblo, y como rapaz concentrador del poder, hace y deshace a
su antojo.
Dentro de su plebe sueña tener a sus pies a todos los
jueces, magistrados y ministros. ¡Qué abusador, déspota y mentiroso!
Por cierto, la ceremonia inaugural de los Juegos
Olímpicos 2024 será este próximo 26 de julio, en París, Francia.
Si dentro de esos juegos hubiese un torneo de mentirosos,
nuestro presidente López ganaría el primerísimo lugar, medalla de oro.