LOGOS
Desgobernar, un estilo
ANDRÉS, LO MALO DE TODOS
Daniel Cosío
Villegas (1898-1976), un intelectual mexicano de todas las horas nos dejó
lecciones inolvidables, ahora ya olvidadas.
El domingo
pasado, sin conmemoraciones oficiales o públicas que se hayan conocido, se
cumplió el CXXV aniversario de su nacimiento en la CDMX.
Cosío tituló
a uno de sus múltiples y valiosos libros: ‘El estilo personal de gobernar’. Las
características personales del presidente Luis Echeverría Álvarez fueron la
base del tema en desarrollo.
Sostuvo en
esa obra: “Los defectos del presidente se vuelven característica del sistema
mismo… El autoritarismo hace que esa patología del líder se transforme en la
patología del gobierno… Vivimos dentro de un sistema político enfermizo”.
Y tomando
Cosío una frase de su maestro estadunidense Robert Alan Dahl (1915-2014),
asevera: “Entre más habla el líder, menos hace”.
Don Daniel
Cosío Villegas encontró en el pensar, decir y hacer, del presidente Echeverría,
un estilo personal de gobernar, y lo describió de manera profunda.
Ahora, ya
iniciada la segunda mitad del año 2023 y a poco más de un año de que termine su
ejercicio presidencial Andrés Manuel, noto que su estilo personal de gobernar no
es personal, y es un desgobierno.
El
presidente López se parece a Echeverría. No en lo físico ni en sus cualidades,
sino en sus defectos. Son concentradores de poder. Hablan, hablan y siguen
hablando. Sencillos en sus hábitos, y complicados en su interior. Subrayan
estar con los pobres y desprotegidos de la Tierra, pero en el fondo pretenden,
con su traje popular electoral, entrar a la Historia. Descalifican a la derecha,
pero no se atreven a decir que son de izquierda. Tendieron a hacer macro obras
públicas, no del todo aceptadas ni concluidas.
Con el
presidente José López Portillo y Pacheco también se parece Andrés. No sólo
tienen en común el primer apellido, sino un estilo de operar desde Palacio
Nacional, manejándolo todo, con una gran soberbia y un populismo ineficaz.
El
presidente actual tomó para su estilo de gobernar los principios del presidente
Miguel de la Madrid Hurtado: Renovación moral y Simplificación administrativa,
al menos de palabra. Algo aventajó de la Madrid en planeación. Lo moral y
administrativo quedó como un buen propósito. López esgrimió de mentiritas estos
valores, ya que su autoritarismo es de ocurrencias, con enredos administrativos
e inmoralidad por todos lados.
En el sexenio del presidente Carlos Salinas de Gortari se
afirmaba, sin ninguna duda: llegó para gobernar a México, mínimo, 30 años.
Ese estilo de gobernar, en el aspecto referido, lo hizo
suyo nuestro actual presidente. Con su concentración de poder, López pretende
ejercer su autocracia mientras viva.
López quiso utilizar el Tratado Trilateral de Libre
Comercio logrado por Salinas, pero lo dobló el presidente de EU Donald Trump,
imponiendo, éste, el T-MEC.
Del
presidente Ernesto Zedillo Ponce de León tomó su idea central: “Bienestar para
todos”. López le ha apostado a esta palabra: “Bienestar”. Igual, recordemos que
el único expresidente que nunca aceptó recibir la jubilación de 5 millones de
pesos mensuales fue Zedillo, y como estilo de gobernar López suprimió para los
expresidentes esa jubilación.
Vicente Fox
Quesada levantó la bandera de “demócrata”, como candidato y como presidente. Lo
mismo hizo y hace el presidente López; éste, en su estilo de gobernar es igual
de guasón, refranero, mentiroso y metedor de pata, hoy sí, y mañana también.
Uno fuera del poder se dice pobre, el otro dentro del poder afirma no tener ni
un peso en el bolsillo, pero ambos son muy ricos.
El
presidente Andrés tomó como punto de partida la guerra declarada al crimen
organizado por el presidente Felipe Calderón Hinojosa, yéndose al otro extremo:
“Abrazos y no balazos”. Los extremos se hermanan, y conllevan un gran desastre,
siendo el mismo estilo de gobernar al fin de cuentas, sin resultados positivos.
Muchos
analistas perciben un contubernio entre dos presidentes.
Connivencia
que enrola al presidente saliente Enrique Peña Nieto y al presidente electo
López. Bien o mal, ambos se han respetado en ese estilo de gobernar, de mutua
protección.
En fin, el
estilo de gobernar de López está hecho de retazos de los presidentes ya
citados.
Sin embargo,
a estas bajuras, Andrés se ha auto fragmentado, bajo la presión de un miedo que
lo desorienta.
Me recuerda
al Hamlet del escritor inglés William Shakespeare (1564-1616): “Podría estar
encerrado en una cáscara de nuez y considerarse rey de un espacio infinito”.
La realidad
del presidente López: la cáscara de nuez.
El sueño de Andrés: un poderío de rey en un espacio
infinito.
Eso desquicia a nuestro presidente; y esta locura resalta
(y resulta) peligrosa para todos los mexicanos.