LOGOS
Ocurrencias
presidenciales
ZAPATERO,
A TUS ZAPATOS
En muchas ocasiones, para desventura de
los mexicanos, nuestro actual presidente de la república anda fuera de lugar.
Su discurso de este recién ido 16 de
septiembre, día en que se conmemoró el CCXII aniversario del inicio de la lucha
por la independencia de la Nueva España de la Corona Hispana, en lugar de
tratar, centralmente, los actuales y gravísimos problemas de nuestro país en
vínculo con el hecho histórico celebrado, se puso a juzgar y a tratar de
resolver la dramática guerra entre Ucrania y Rusia.
Desde luego que ese acto belicoso nos
constriñe a todos los pobladores de la Tierra, pero el tiempo, las
circunstancias y el lugar, no eran oportunos para tratar ese tema
internacional.
Más
parecía el presidente mexicano con su encendida voz, y su contraído rostro,
candil de la calle y oscuridad de su casa.
En
foro local militarizado el presidente se puso a explicar su criterio personal
sobre esa delicada guerra entre dos países, y seguramente sin consultar, al
menos por simple atención, al senado mexicano.
Dijo,
entre otras cosas: “Que se convenga una tregua de cuando menos cinco años entre
Ucrania y Rusia, sin ejercicios bélicos ni uso de armas nucleares; y en la paz,
con tres comitentes que presidan las reuniones de los dos gobiernos
beligerantes. El comité de diálogo lo integraría el Papa Francisco, el Primer
Ministro de la India y el Secretario de la ONU”.
El
metiche presidente no resultó de buena voluntad ni tiene nada de ingenuo.
Lo
que pasa es que ofreció en México, con bombo y platillo, que el día 16 de
septiembre del año que corre pronunciaría un discurso histórico por la
independencia y soberanía del país en contra del T-MEC y de la intervención de
nuestros vecinos del norte, porque el presidente Biden no le contestaba sus
misivas.
Pero
después de la visita a la capital mexicana del secretario de estado de EU, el
presidente se echó para atrás o volvió a doblarse, y era urgente inventar una
grandísima y nueva ocurrencia.
¿Cómo
salvar a toda la humanidad, inventando el hilo negro respecto a la guerra Rusia
contra Ucrania? Y la chuscada se armó sobre las rodillas del autoritario.
La
respuesta le llegó en pocas horas de un firme pero modesto vocero del
presidente ucraniano Volodímir Zelenski: “El presidente López es uno de esos
pacificadores que usan esta guerra como tema para sus personales relaciones
públicas; y en este caso, está empleando el mismo plan ruso que desde hace
tiempo se nos hizo llegar por nuestros enemigos”.
Los
presidentes de China y de Rusia, Xi-Jinping y Vladimir Putin, se reunieron hace
unos días en Uzbekistán para sentar las bases de un acuerdo: “China está
dispuesta a hacer esfuerzos con Rusia para asumir su responsabilidad de grandes
potencias, y juntas tomar el papel de guía para inyectar estabilidad y energía
positiva en un mundo caótico… Juntos, Rusia con China, defendemos la formación
de un mundo justo, democrático y multipolar, basado en el derecho
internacional, con el papel central de la ONU, y no con reglas inventadas por
algunos que intentan imponerlas a otros, sin siquiera explicar cuáles son”.
Frente
a lo anterior, nuestro presidente ahora afirma dolido: “desechan mi plan de paz
por sectarismo o intereses de élite”; y no es así, lo desechan porque ni es
plan ni sirve para nada. ¡Qué vergüenza!
La
diplomacia mundial siempre tiene cortesías. A todos se les dan las gracias por
sus intenciones, malas o buenas; empero, en el fondo, la lección para el
presidente mexicano es: las ocurrencias y la mediocridad, unidas, no sirven
para ser candiles internacionales, menos son útiles para iluminar a su país,
cuando lo tiene en pobreza, inseguridad e ignorancia.
¡A
tus zapatos, zapatero!