LOGOS
En la pequeñez de la 4T
NO CABE EL MACHISMO PRESIDENCIAL
Dos
jornadas nacionales a cargo de mujeres en México, en dos días seguidos (8 y 9
de marzo del 2020), no son suficientes para transformar la desigualdad entre la
mujer y el hombre en la vida cotidiana de nuestro país.
La
naturaleza y la cultura, en materia de géneros, están constituidas por multitud
de líneas intricadas, que no permiten tan fácilmente discernir los enlaces
entre todas ellas, ni resulta sencillo asegurar qué hechos han provocado que
ocurran otros.
Ya el
ateniense Aristófanes (444-385) presentó jocosamente lo laberíntico de una
sonada asamblea de mujeres que (para lograr la paz en la guerra entre ateniense
y laconios) juran: “No tendré ninguna relación con mi esposo o mi amante.
Permaneceré intocada en mi casa. Y haré que me desee”, ya que fue la forma de
probar la necesidad vital que los hombres tienen de ellas, en su comedia
Lysistrata, para triunfar en su propósito.
Hoy y
aquí (2020 y México), las mujeres buscan la paz, pero no como concepto
abstracto, sino para que, en nuestro mundo cotidiano, no haya más mujeres
violadas y/o asesinadas y/o violentadas y, en coherente consecuencia, tampoco
hombres víctimas de esos delitos.
La paz
no únicamente como ausencia de guerra, sino con salario de igualdad en el
trabajo productivo para mujeres y hombres, y no limosnas gubernativas con fines
electorales que degradan a México y corrompen a personas.
La
igualdad plena entre la mujer y el hombre, equilibradas y armónicas partes de
una unidad total: el ser humano.
Que
nunca, jamás, el hombre piense, expresé y/o haga de la mujer un objeto, menos
un objeto sexual; pero, sobre todo, que la mujer no se piense, se exprese y/o
actúe, como objeto de esa naturaleza.
En
otros fenómenos sociales se explica y hasta se puede justificar la lucha entre
las partes, empero, en los géneros no.
Ejemplo. Conservadores contra AMLO, o AMLO contra neoliberales, uno puede acabar a los otros, o los otros a uno, o destruirse entre sí, y nada esencial se pierde.
Ejemplo. Conservadores contra AMLO, o AMLO contra neoliberales, uno puede acabar a los otros, o los otros a uno, o destruirse entre sí, y nada esencial se pierde.
Pero una lucha encarnizada y boba entre mujeres y hombres,
gane quien gane, todos los humanos perderían, pues se autodestruiría la
especie.
Algo agregaré, los jefes de gobierno en Atenas y Lacedemonia
se opusieron a esa huelga (entre sexual y doméstica) de las mujeres de ambas
ciudades estado, poniéndose la máscara de demócratas y humanistas, bajo la
concepción abstracta que estas dos palabras tenían en el siglo V antes de
nuestra era.
Y el presidente AMLO cuando se le preguntó si simpatizaba
con el “feminismo”, recientemente, recurrió al humanismo y a la democracia, de
manera abstracta y promiscua.
Incluso añadió: “El machismo no cabe en la 4T”; lo que puede entenderse que la 4T es tan pequeña, que el machismo presidencial no cabe en ella, y se desborda.
Incluso añadió: “El machismo no cabe en la 4T”; lo que puede entenderse que la 4T es tan pequeña, que el machismo presidencial no cabe en ella, y se desborda.
Pero, en fin, el rotundo triunfo de aquellas mujeres
atenienses y laconias, en esa raíz de la cultura occidental, se debió, entre
otros motivos, a su firme y tesonera decisión de ejecutar actos y fines
precisos y concretos.
Hoy, yo simpatizó con, y auxiliaré a, (en la medida de mis
posibilidades) mi esposa, mis hijas y mis nietas, para que, junto a las buenas
causas de todas las mexicanas, logren que en su vida concreta y cotidiana
mejore al máximo su igualdad, su libertad, y la auténtica y productiva paz en
beneficio de todos los mexicanos.