LOGOS
Tema de nuestro tiempo
CORONAVIRUS Y EL
PRESIDENTE
En las
calles, en los hogares, en los medios masivos de comunicación, en las escuelas,
es decir, por doquier, todo mundo habla del coronavirus.
Sólo al
presidente Andrés Manuel López Obrador se le ocurre ordenar a sus colaboradores
que “eviten pronunciarse” sobre ese virus que supera con mucho la supuesta
popularidad de AMLO.
No hay
duda que ese patógeno ser, recién nacido en Wuham, ciudad de 11 millones de
habitantes en la zona central de la República Popular China, se ha convertido
en el tema de nuestro tiempo.
Allá,
en la confluencia de los ríos Yangtsé y Han, al parecer ya domesticaron a ese
virus coronado, pagando una cuota alta de vidas humanas, y gastando millones de
dólares.
Acá, en
este México, ya recibimos a ese agente acelular, infeccioso y microscópico, que
sólo puede desarrollarse dentro de células de animales, vegetales, o bacterias.
Y es
tal la capacidad de ese virus para pegarse en células humanas, como tal ha sido
la incapacidad de AMLO para reconocer su peligrosidad, y para buscar e
implementar soluciones a sus efectos destructores.
Eso,
porque el presidente López Obrador concentró el poder en su persona, porque él
es el único sabe todo y sabe de todo; y así, de inmediato calificó al
coronavirus como invención de los neoliberales y conservadores. Y como el tío
Lolo, se engaña solo.
Y sus
colaboradores, como fieles lacayos, le obedecen y le aplauden.
Todos
los mexicanos están hablando del coronavirus, relacionándolo con la insensatez
de AMLO, observando que el presidente sólo sirve para hacer espectáculo teatral
y verboso en sus falaces escenarios: los costosos mítines de acarreados, y la
mañanera de Andrés Manuel.
Cada
tiempo, cada lugar y cada grupo humano, tiene su tema. A los 17 años leí,
impulsado por mis maestros José Gaos (1900-1969), Eduardo Nicol (1907-1990), y
José Ma. Gallegos Rocafull (1895-1963), las obras de José Ortega y Gasset
(1883-1955) en esos valiosos y manuales volúmenes amarillos editados por la
Revista de Occidente en su colección “El Arquero”.
“El
tema de nuestro Tiempo”, según Ortega y Gasset, era la entendible pero absurda
lucha de la ciencia y la filosofía, donde la filosofía se observaba aplastada,
humillada por el imperialismo de la física, sin darse cuenta que donde la
física se detiene, porque ya no puede más, el hombre sigue, y vuelve a usar a
la filosofía.
Hoy el
tema de nuestro tiempo es el coronavirus, que ha puesto de cabeza a los seres
humanos, quienes parecen haber olvidado las miles y miles de epidemias y
pandemias que, a través de su existencia, han sufrido, en todos los
continentes.
El
libro de Decamerón del italiano Giovanni Boccaccio (1313-1375) nos narra 100
cuentos platicados por 10 jóvenes (7 mujeres y 3 hombres) en una villa
campestre, al huir de la ciudad de Florencia, azotada por la peste bubónica, la
que costó vidas y pérdidas económicas en la Europa del siglo XIV, pero entre
otras cosas positivas dejó está obra maestra de literatura.
Después
de cada desastre, la vida humana ha seguido; pero todos tenemos el deber de
cuidar y cuidarnos de esos males, pandémicos y gubernativos, y convertir en
palabras escritas u orales la realidad que nos rodea en este marzo del año
2020.
Confusión,
temor, incertidumbre, vulnerabilidad, y muchos deseos de tener un magnífico
sistema mexicano que, con el esfuerzo talentoso de todos, nos desarrolle y
proteja.
Pues de él carecemos.