domingo, 15 de marzo de 2020

 
LOGOS
Tema de nuestro tiempo
 CORONAVIRUS Y EL PRESIDENTE
         En las calles, en los hogares, en los medios masivos de comunicación, en las escuelas, es decir, por doquier, todo mundo habla del coronavirus.
         Sólo al presidente Andrés Manuel López Obrador se le ocurre ordenar a sus colaboradores que “eviten pronunciarse” sobre ese virus que supera con mucho la supuesta popularidad de AMLO.
         No hay duda que ese patógeno ser, recién nacido en Wuham, ciudad de 11 millones de habitantes en la zona central de la República Popular China, se ha convertido en el tema de nuestro tiempo.
         Allá, en la confluencia de los ríos Yangtsé y Han, al parecer ya domesticaron a ese virus coronado, pagando una cuota alta de vidas humanas, y gastando millones de dólares.
         Acá, en este México, ya recibimos a ese agente acelular, infeccioso y microscópico, que sólo puede desarrollarse dentro de células de animales, vegetales, o bacterias.
         Y es tal la capacidad de ese virus para pegarse en células humanas, como tal ha sido la incapacidad de AMLO para reconocer su peligrosidad, y para buscar e implementar soluciones a sus efectos destructores.
         Eso, porque el presidente López Obrador concentró el poder en su persona, porque él es el único sabe todo y sabe de todo; y así, de inmediato calificó al coronavirus como invención de los neoliberales y conservadores. Y como el tío Lolo, se engaña solo.
         Y sus colaboradores, como fieles lacayos, le obedecen y le aplauden.
         Todos los mexicanos están hablando del coronavirus, relacionándolo con la insensatez de AMLO, observando que el presidente sólo sirve para hacer espectáculo teatral y verboso en sus falaces escenarios: los costosos mítines de acarreados, y la mañanera de Andrés Manuel.
         Cada tiempo, cada lugar y cada grupo humano, tiene su tema. A los 17 años leí, impulsado por mis maestros José Gaos (1900-1969), Eduardo Nicol (1907-1990), y José Ma. Gallegos Rocafull (1895-1963), las obras de José Ortega y Gasset (1883-1955) en esos valiosos y manuales volúmenes amarillos editados por la Revista de Occidente en su colección “El Arquero”.
        “El tema de nuestro Tiempo”, según Ortega y Gasset, era la entendible pero absurda lucha de la ciencia y la filosofía, donde la filosofía se observaba aplastada, humillada por el imperialismo de la física, sin darse cuenta que donde la física se detiene, porque ya no puede más, el hombre sigue, y vuelve a usar a la filosofía.
         Hoy el tema de nuestro tiempo es el coronavirus, que ha puesto de cabeza a los seres humanos, quienes parecen haber olvidado las miles y miles de epidemias y pandemias que, a través de su existencia, han sufrido, en todos los continentes.
         El libro de Decamerón del italiano Giovanni Boccaccio (1313-1375) nos narra 100 cuentos platicados por 10 jóvenes (7 mujeres y 3 hombres) en una villa campestre, al huir de la ciudad de Florencia, azotada por la peste bubónica, la que costó vidas y pérdidas económicas en la Europa del siglo XIV, pero entre otras cosas positivas dejó está obra maestra de literatura.
         Después de cada desastre, la vida humana ha seguido; pero todos tenemos el deber de cuidar y cuidarnos de esos males, pandémicos y gubernativos, y convertir en palabras escritas u orales la realidad que nos rodea en este marzo del año 2020.
        Confusión, temor, incertidumbre, vulnerabilidad, y muchos deseos de tener un magnífico sistema mexicano que, con el esfuerzo talentoso de todos, nos desarrolle y proteja.
        Pues de él carecemos.