miércoles, 5 de febrero de 2020


LOGOS
Con saliva y fingimiento
AMLO ARREA A NUESTRA ECONOMÍA                               
        "La economía mexicana tiene su primer retroceso, el mayor en 10 años… Las actividades industriales sufrieron una merma de 0.4%… y el producto interno bruto quedó en 0.1%" durante el año 2019, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
        Ante ese dato oficial y duro el presidente Andrés Manuel López Obrador (carente de todo razonamiento económico que soporte su decir) con pura saliva y fingimiento expresó: "Tengo otros datos… No importa que no haya crecimiento, esa es medición neoliberal, lo que importa es el desarrollo y el bienestar… y habrá crecimiento, pues he creado el gabinete del crecimiento…"
        Y su salivoso fingimiento lo hizo sonreír de manera ladina, pero, su sagacidad embrolladora, en nada altera al fenómeno económico que sigue rigiendo al mundo.
        Cuando se habla de economía se hace referencia al crecimiento económico, al desarrollo económico, y al bienestar económico.
        Y ni al fenómeno económico ni a la economía mexicana se les puede arrear con simplonas ocurrencias lingüísticas ni con otro gabinete burocrático, irresponsables medidas que provocarán desempleo, reducirán capacidad de compra, bajarán productividad (en cantidad y calidad), concentrarán más riqueza, diluirán a la clase media y acrecentarán a la pobreza extrema.
        Presume AMLO de haber subido el salario mínimo como nunca antes, cuando es sobresabido que fue una orden de Trump, ya que sin ello no firmaría el T-MEC.
        Pero en nuestra muy mexicana realidad, entre noviembre y diciembre del año 1991, el salario mínimo era de más de 13 mil, más de 12 mil, y más de 11 mil pesos diarios, respectivamente en las tres áreas económicas que existían, antes de tumbarle los tres ceros a nuestra moneda.
        Tan efímero y embustero aquel salario mínimo diario, como el raquítico actual salario 2020 de 185.56 y 123.22 pesos, según zona frontera norte y el resto del país.
        Irrefutable verdad es que los precios son más veloces que los salarios.
        Por eso, lo serio es aumentar la capacidad de compra del salario, y no sólo subir su monto demagógicamente.
        Puede ser un peso diario, si ese peso nos alcanza para satisfacer todas las necesidades familiares de casa, alimentación, educación, salud, vestido, sano esparcimiento, y sus etcéteras.
        Un millón de pesos diarios no serviría de nada si pagáramos por un litro de gasolina medio millón, y el kilo de tortilla a cien mil pesos.
        Reflexionemos sobre lo injusto y gravoso que es pagar con el salario de los mexicanos el muro del presidente Trump, que como retención no ha podido detener ni siquiera al viento, y que sólo le ha servido para ganar votos de ingenuos engañados.
        Y pagar con el salario de los mexicanos dos veces el avión presidencial; el primer pago a la compañía vendedora, y el segundo pagárselo a AMLO, a través de una lotería alejadísima de la Suave Patria de López Velarde, y tan apalabrada por la maña de López Obrador.
        O pagar con el salario de los mexicanos a AMLO, quien ya está gozando de un altísimo ingreso, igual que a sus antecesores, y con similares mediocres resultados.
        Mientras, la DEA asevera que en México ha crecido el número de cárteles y su actividad criminal, cárteles que también diezman el salario de los mexicanos.
        Boberías mentirosas no sirven a México.