LOGOS
Con saliva y
fingimiento
AMLO ARREA A NUESTRA ECONOMÍA
"La economía mexicana tiene su
primer retroceso, el mayor en 10 años… Las actividades industriales sufrieron
una merma de 0.4%… y el producto interno bruto quedó en 0.1%" durante el
año 2019, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Ante ese dato oficial y duro el
presidente Andrés Manuel López Obrador (carente de todo razonamiento económico
que soporte su decir) con pura saliva y fingimiento expresó: "Tengo otros
datos… No importa que no haya crecimiento, esa es medición neoliberal, lo que
importa es el desarrollo y el bienestar… y habrá crecimiento, pues he creado el
gabinete del crecimiento…"
Y su salivoso fingimiento lo hizo
sonreír de manera ladina, pero, su sagacidad embrolladora, en nada altera al
fenómeno económico que sigue rigiendo al mundo.
Cuando se habla de economía se hace
referencia al crecimiento económico, al desarrollo económico, y al bienestar
económico.
Y ni al fenómeno económico ni a la
economía mexicana se les puede arrear con simplonas ocurrencias lingüísticas ni
con otro gabinete burocrático, irresponsables medidas que provocarán desempleo,
reducirán capacidad de compra, bajarán productividad (en cantidad y calidad),
concentrarán más riqueza, diluirán a la clase media y acrecentarán a la pobreza
extrema.
Presume AMLO de haber subido el salario
mínimo como nunca antes, cuando es sobresabido que fue una orden de Trump, ya
que sin ello no firmaría el T-MEC.
Pero en nuestra muy mexicana realidad,
entre noviembre y diciembre del año 1991, el salario mínimo era de más de 13
mil, más de 12 mil, y más de 11 mil pesos diarios, respectivamente en las tres
áreas económicas que existían, antes de tumbarle los tres ceros a nuestra
moneda.
Tan efímero y embustero aquel salario
mínimo diario, como el raquítico actual salario 2020 de 185.56 y 123.22 pesos,
según zona frontera norte y el resto del país.
Irrefutable verdad es que los precios
son más veloces que los salarios.
Por eso, lo serio es aumentar la
capacidad de compra del salario, y no sólo subir su monto demagógicamente.
Puede ser un peso diario, si ese peso
nos alcanza para satisfacer todas las necesidades familiares de casa,
alimentación, educación, salud, vestido, sano esparcimiento, y sus etcéteras.
Un millón de pesos diarios no serviría
de nada si pagáramos por un litro de gasolina medio millón, y el kilo de
tortilla a cien mil pesos.
Reflexionemos sobre lo injusto y gravoso
que es pagar con el salario de los mexicanos el muro del presidente Trump, que
como retención no ha podido detener ni siquiera al viento, y que sólo le ha
servido para ganar votos de ingenuos engañados.
Y pagar con el salario de los mexicanos
dos veces el avión presidencial; el primer pago a la compañía vendedora, y el
segundo pagárselo a AMLO, a través de una lotería alejadísima de la Suave
Patria de López Velarde, y tan apalabrada por la maña de López Obrador.
O pagar con el salario de los mexicanos
a AMLO, quien ya está gozando de un altísimo ingreso, igual que a sus
antecesores, y con similares mediocres resultados.
Mientras, la DEA asevera que en México
ha crecido el número de cárteles y su actividad criminal, cárteles que también diezman
el salario de los mexicanos.
Boberías mentirosas no sirven a México.