martes, 10 de septiembre de 2019


LOGOS
AMLO, Yeidckol y Porfirio
REMEDIOS Y VENENOS
        Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega, como todo ser humano, tiene defectos y virtudes, y con el paso del tiempo se le notan más las fallas.
        Llegó como un buen remedio, hace más de un año, a la presidencia de la mesa directiva de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión; pero se fue de ese cargo, hace unos días, en calidad de veneno.
        No hay que olvidar que tiene contraindicaciones todo medicamento, y que de tanto uso se vuelve tóxico.
        Renunció (obligado por sus opositores y sus apoyadores) discurseando su propio epitafio: "Puedes tener el poder y no pasar a la historia, se puede pasar a la historia sin tener el poder".
        En esa historia sin "H" mayúscula, que puede ser sinónimo de historieta, hay muchas otras opciones que se actualizan cuando sin percatarse de que un micrófono está abierto se dice en una frustrada intimidad a los representantes populares: "Chinguen a su madre, ¡qué manera de legislar!", segundo después de haberlos alabado.
        Así, la rabia revela la verdadera calidad del cerebro, mostrando el veneno de una lengua, y la incongruencia del sistema nervioso.
        Mientras el coordinador de los diputados morenistas, Mario Delgado Carrillo, con chusco acierto, se dibujó a sí mismo, y pintó de cuerpo entero al actual diputado Porfirio: "eres el Batman de la democracia".
        Otra distinguida precursora de los cambios (supuestamente transformadores) es Citlali Ibáñez Camacho, alias Yeidckol Polevnsky Gurwitz, a la sazón presidente de MORENA, quien también tiene sus pros y sus contras.
        En razón de sus fortalezas llegó a presidir algo que no es ni movimiento ni partido, sino que es solamente un individuo llamado Andrés Manuel López Obrador, quien por innumerables motivos sumó, en derredor de su terco empeño, la cantidad de votos suficientes para ser presidente de México.
        Ese es un fenómeno político digno de estudio científico, ya que desquebrajó a la plataforma de los partidos políticos tradicionales del país, ya de suyo en desgaste; empero, ese mismo individuo acuerpado con sólo la forma de partido político, al ganar, quedó sin más sustento que él mismo, y con un buen margen de simpatía popular, de naturaleza volátil.
        El individuo AMLO se fue de presidente de todos los mexicanos, y Yeidckol se quedó a presidir una nada, con todo tipo de sombras ambiciosas, deformadas de tanto transitar por partidos políticos de diversos signos, auto cegados en su impresión sobre el individuo AMLO, convertido en su amo.
        El remedio Yeidckol para una situación tan sui generis se ha convertido en ponzoña; mal que, ligado con otros peores, motivó que el propio presidente Andrés Manuel López Obrador dijera amenazante: "Yo, si el partido que fundé, Morena, se echara a perder, renunciaría a él".
        Y en angustia de viuda, de inmediato, Yeidckol gritó desaforada: "Si AMLO se va de Morena, me iría atrás de él", sin percatarse de los efectos de su propia conducta infectada.
        Aún así, AMLO asegura: "No hay grupo opositor que ponga en jaque al gobierno"; cuando él y su gabinete, que entraron como medicina para aliviar un mal, se han ido convirtiendo en veneno.