LOGOS
AMLO, Yeidckol y
Porfirio
REMEDIOS Y VENENOS
Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de
la Vega, como todo ser humano, tiene defectos y virtudes, y con el paso del
tiempo se le notan más las fallas.
Llegó como un buen remedio, hace más de
un año, a la presidencia de la mesa directiva de la Cámara de Diputados del
Congreso de la Unión; pero se fue de ese cargo, hace unos días, en calidad de
veneno.
No hay que olvidar que tiene
contraindicaciones todo medicamento, y que de tanto uso se vuelve tóxico.
Renunció (obligado por sus opositores y
sus apoyadores) discurseando su propio epitafio: "Puedes tener el poder y
no pasar a la historia, se puede pasar a la historia sin tener el poder".
En esa historia sin "H"
mayúscula, que puede ser sinónimo de historieta, hay muchas otras opciones que
se actualizan cuando sin percatarse de que un micrófono está abierto se dice en
una frustrada intimidad a los representantes populares: "Chinguen a su
madre, ¡qué manera de legislar!", segundo después de haberlos alabado.
Así, la rabia revela la verdadera
calidad del cerebro, mostrando el veneno de una lengua, y la incongruencia del
sistema nervioso.
Mientras el coordinador de los diputados
morenistas, Mario Delgado Carrillo, con chusco acierto, se dibujó a sí mismo, y
pintó de cuerpo entero al actual diputado Porfirio: "eres el Batman de la
democracia".
Otra distinguida precursora de los
cambios (supuestamente transformadores) es Citlali Ibáñez Camacho, alias
Yeidckol Polevnsky Gurwitz, a la sazón presidente de MORENA, quien también
tiene sus pros y sus contras.
En razón de sus fortalezas llegó a
presidir algo que no es ni movimiento ni partido, sino que es solamente un
individuo llamado Andrés Manuel López Obrador, quien por innumerables motivos
sumó, en derredor de su terco empeño, la cantidad de votos suficientes para ser
presidente de México.
Ese es un fenómeno político digno de
estudio científico, ya que desquebrajó a la plataforma de los partidos
políticos tradicionales del país, ya de suyo en desgaste; empero, ese mismo
individuo acuerpado con sólo la forma de partido político, al ganar, quedó sin
más sustento que él mismo, y con un buen margen de simpatía popular, de
naturaleza volátil.
El individuo AMLO se fue de presidente
de todos los mexicanos, y Yeidckol se quedó a presidir una nada, con todo tipo
de sombras ambiciosas, deformadas de tanto transitar por partidos políticos de
diversos signos, auto cegados en su impresión sobre el individuo AMLO,
convertido en su amo.
El remedio Yeidckol para una situación
tan sui generis se ha convertido en ponzoña; mal que, ligado con otros peores,
motivó que el propio presidente Andrés Manuel López Obrador dijera amenazante:
"Yo, si el partido que fundé, Morena, se echara a perder, renunciaría a
él".
Y en angustia de viuda, de inmediato,
Yeidckol gritó desaforada: "Si AMLO se va de Morena, me iría atrás de
él", sin percatarse de los efectos de su propia conducta infectada.
Aún así, AMLO asegura: "No hay
grupo opositor que ponga en jaque al gobierno"; cuando él y su gabinete,
que entraron como medicina para aliviar un mal, se han ido convirtiendo en
veneno.