jueves, 28 de diciembre de 2017

LOGOS
2017 va; viene 2018       
SUFRIMOS PRECANDIDATOS INSUSTANCIALES
        Las precarias precampañas de los precandidatos a la presidencia de México aburren e irritan por insustanciales y costosas.
        Sólo para la precampaña, en la elección presidencial, el INE ha fijado como tope máximo de gasto más de 67 millones de pesos por cada precandidato.
        Y los precandidatos que compiten para ser candidato de su partido político, o de alianzas de partidos, son únicos, sin contendientes. Ricardo Anaya va solo con PAN-PRD-MC; Andrés Manuel López va solo con MORENA-PT-PES; y, José Antonio Meade va solo con PRI-VERDE-PANAL.
        Precampañas costosas sin necesidad alguna. Cada quien a su estilo echa brincos, cantos y agravios, inútiles, cuando su candidatura está segura.
        Y los disfrazados de independientes no pueden llenar los requisitos de una ley a maña, si no es a través de una bribona ayudadita de los poderosos, a cambio de su oportuna complicidad, llegado el caso.
        Pero… ¿qué beneficios hemos tenido los mexicanos con lo dicho o hecho por los hoy precandidatos a la presidencia?
        El decano de los precandidatos, AMLO, tiene muy hecho su plan de gobierno desde hace muchos sexenios, al igual que su pretendido gabinete, por eso sólo les quita el polvo.
        Ni siquiera hay novedades en su confesada hipertensión, acaso lo que le conduce al exabrupto, al no poder decir más rápido lo que su cerebro procesa de manera lenta.
        Parece ser el más honesto de los precandidatos, pero con un enorme séquito de seguidores, antañones y nuevos, de bien ganada fama de sinvergüenzas.
        JAMK, sin militancia ni partido político aparentes, refleja en su presencia y discurso una blanda, imprecisa y gelatinosa, actitud política frente a una elección que no presagia nada bueno.
        Acaso pudiese ser, de las actuales opciones, "el menos peor" para presidente, pero francamente ha resultado malo como precandidato.
        Con apellido Meade puede haber mucha gente buena, en siglos anteriores y en éste, pero el precandidato actual debe nadar en aguas turbulentas y nada favorables, sin vejigas de ningún parentesco próximo o lejano.
        Por lo que respecta a RAC, el de menor edad y sensatez, piensa y habla con una precipitación peligrosa que resuda soberbia. Su ambición personal, al parecer, lo ha llevado a todo, y sus negocios personales y familiares han sido señalados públicamente, quizá con malsana intención.
        La autopromoción de Anaya, equívoca, se finca en los sucios logros electorales del PAN, y en los reales o supuestos errores del PRI y de Morena, subrayados en su irritante retórica gritona y nerviosa.
        Mientras, los "independientes" ni fu ni fa. Lo menos que necesita la presidencia de la república es un "bronco", ni una "margarita" que ya ejerció parte del poder, ni una respetable "marichuy", símbolo bueno, pero sin la capacidad política que exige el ser presidente.
        2017 se va y 2018 viene, y la mediocridad le resulta carísima a un México con gravísimos problemas.
        Añado, mis mejores deseos para ti, estimado lector.