domingo, 11 de octubre de 2015

LOGOS
Todo está sujeto a examen
PERDIMOS TODAS LAS CERTEZAS
        Hay tiempos para todo, nos dice el Eclesiastés de manera poética; mientras, la realidad lo evidencia de manera despiadada.
        De tiempos gozó México en donde había confianza y, por ende, certezas.
        En la mitad del siglo XX la mayoría de los mexicanos creía en la Virgen de Guadalupe, en la Lotería Nacional, y en el Presidente de la República.
        Parece de sorna, pero era en serio. Esas tres instituciones citadas, entre algunas otras, toda proporción guardada entre ellas, nos daban seguridad.
        En ese tiempo, en nuestro país, hasta los ateos eran guadalupanos, los desafectos a los juegos de azar compraban su billetito de lotería con sobrada esperanza de pegarle al gordo, y los opositores al gobierno respetaban al "Señor Presidente".
        Hoy todo está a revisión, en examen, sujeto a indagatoria. Cada día que pasa aumenta la incertidumbre y la desconfianza en todo y en todos. La suspicacia desbancó a lo fehaciente.
        Claro que esta etapa de mosqueo y desengaño no se ha dado por generación espontanea, sino que tiene atrás de sí toda una serie de causas. Con toda su etiología nos envuelve, en la medida que nos aprisiona y nos empobrece.
        Hace 65 años, por ejemplo, los profesores de primaria eran vistos, en México, como apóstoles de la enseñanza, respetados y respetable.
        Iban puntuales y preparados a dar clase, vestidos de traje y corbata, lustrosas y antigüitas estas prendas, pero vestidoras. Ganaban un salario inferior al actual, su actitud era de franca entrega a sus alumnos y a su escuela, mientras su organización sindical era púber y endeble.
        La sombra de aquel recuerdo perdura, frente a la imagen arquetipo del profesor actual: luchador social que, en la vida cotidiana, tiene tanta desconfianza en el gobierno como en sus líderes sindicales.
        Pero, lo poco o mucho que queda del fenómeno enseñanza aprendizaje al maestro que asiste a clase se le debe.
        Confunde escuchar lo esgrimido por el actual secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, recientemente y sobre que: "Se realizará el diálogo con la CNTE, siempre y cuando sea un encuentro sustentado en el principio de la implementación de la reforma educativa... Los maestros ya no deben estar sujetos a marchar para cobrar un salario... los docentes ya no deben tener miedo de su sindicato, pues sus derechos laborales están protegidos por los gobiernos estatal y federal... se descontará el salario al maestro faltista".
        A su vez, algunas secciones sindicales del magisterio iniciaron movilizaciones, encaminadas a un futuro paro nacional.
        Preocupa escuchar a los líderes de sindicalismo magisterial, ya que en los monólogos que intercambian con el gobierno, nos hacen recordar una conocida canción de Cri-Cri: "El comal le dijo a la olla..."
        Pero en el fondo de todo eso, y de algunos grandes problemas nacionales, para bien o para mal, estamos sujetando todo a examen, al haber perdido nuestras certezas.