lunes, 28 de octubre de 2024

LOGOS

Juegos sucios y mafiosos

REFORMAS, Y MÁS REFORMAS, A LA REFORMA JUDICIAL         

        Los “cárteles”, como formas de organización social, están de moda por su singularidad y su eficacia; empero, su actividad es una cadena de juegos sucios y mafiosos.

        Lo que era la cámara de diputados, ahora es el cártel de los diputados.

        Lo que solía ser la cámara de senadores, hoy es el cártel de los senadores.

        Lo que se conocía como poder ejecutivo, ha sido transformado como cártel ejecutivo.

        Y esos cárteles unidos, a golpes de juegos repugnantes, se han empeñado en destruir al Poder Judicial Federal en su naturaleza jurídica de órgano que controla los actos de autoridad violadores de derechos humanos, a través de juicios de amparo, controversias, y acciones, de constitucionalidad.

        En el primer intento, su reforma judicial les resultó inservible, debido a su falta de razón, aunada a su supina ignorancia.

        Su segunda pretensión quiso recomponer sus deficiencias primerizas, y les resultó peor.

        Ahora, a su tercer afán caprichoso, y torpe, le llamaron “supremacía constitucional”, tomando como base el principio que sustenta el artículo 135 de nuestra Carta Magna, y añadiéndole en sus artículos transitorios efectos de anulación a procesos jurisdiccionales que se encuentran, activos, en secuela de juicios de amparo, controversias, y acciones, constitucionales en varios órganos del Poder Judicial Federal.

        Pero, entre más tontean esos cárteles unidos, más exhiben su mala fe y su idiotez en el campo del derecho.

        Todos esos actos de autoridad, en donde los perversos talacheros (Sheinbaum, Adán Augusto, Noroña, Monreal, y anexas) se enredan en sus propias sevicias y vilezas, siguen con mayor razón sujetos al control jurisdiccional del Poder Judicial Federal.

        Sólo le falta a esta caterva de cárteles gubernativos suscribir su siguiente reforma a la reforma, de la reforma a la reforma judicial, en donde su extrema iniciativa ordene:

‘Se abrogar toda la Ley de Amparo y, además, se abroga toda la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, con todas sus adicciones y reformas’.

        La fuerza de las pasiones de ese morenísimo chabacano se puede sintetizar en una frase: malos sentimientos y pésimas acciones.

        Se han podrido demasiado pronto, y de manera acelerada.

        Ya es tiempo de que el Honorable Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación resuelva los juicios de amparo, las controversias, y acciones, de constitucionalidad referidas a todas esas reformas de las reformas al Poder Judicial Federal; y reciba, admitiéndolas a trámite, las que se sigan presentado, atrayendo todos los casos existentes con la facultad legal que tiene para ello.

        La aplicación del derecho a los casos concretos con interés controvertido es una de las más nobles tareas, y debe hacerse con independencia, ejercicio soberano, responsabilidad e inteligencia.

        Que nadie se burle de los mexicanos. ¡Nadie!

        Ni la tóxica Sheinbaum con sus continuos juegos sucios, desde sus orígenes hasta sus lances de encomendera despistada y testaruda.

        Ni el resto de los lacayos de la encomienda mafiosa, desorientados por un Adán, por un Noroña, por un Monreal, y los innombrables anexos, tan alejados del pueblo.

        ¡Que nadie se burle de los mexicanos!

        Todos, unidos, reconstruyamos a las instituciones de México, en torno a un Poder Judicial Federal, con todas sus facultades de control constitucional, sin tómbolas payasas ni votos del narcoterrorismo manipulado por los cárteles gubernativos.

        México vive, y seguirá viviendo.

  


martes, 22 de octubre de 2024

LOGOS

Malicias y milicias

DISPARATES RECALENTADOS         

        Al parecer, todo el proceso legislativo para la reforma al Poder Judicial Federal está atiborrado de violaciones a nuestra Constitución y, por ello, la Juez del Distrito Décimo Noveno, con sede en Coatzacoalcos, Veracruz, Nancy Juárez Salas, dictó y firmó un resolutivo ordenando a la presidente de México, Claudia Sheinbaum Pardo, y al director del Diario Oficial de la Federación Alejandro López González, para que en el término de 24 horas eliminen la publicación de la llamada reforma judicial, previniéndoles que, de no obedecer, se les aplicarán las penas que para esos casos de incumplimiento se disponen en la Ley de Amparo.

        La reacción de la presidente Sheinbaum, ante ese mandato judicial, fue flanquearse por dos colaboradores que, siendo abogados (Ernestina Godoy y Arturo Zaldívar), le aconsejaron responder con disparates políticos, en lugar se ceñirse a estricto derecho.

        Así, Sheinbaum con lenguaje terso, pero amenazante para la titular de ese juzgado, señaló: “La juez no tiene atribución para solicitar que se quite del Diario Oficial de la Federación esta publicación; esta juez no tiene sustento, no está por encima del pueblo de México, y se extralimita; debe leer el artículo 61 de la Ley de Amparo. No vamos a bajar la publicación, por el contrario, vamos a hacer una denuncia de esta juez al Consejo de la Judicatura, para que quede antecedente de lo que hace, y se le sancione”.

        El artículo 61 de la Ley de Amparo tiene XXIII fracciones, pero seguro que la presidente se refiere a la fracción I: “El juicio de amparo es improcedente… contra adiciones y reformas a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”.

         ¡Atención presidente Sheinbaum!, esa fracción I se refiere exclusivamente al juicio de amparo, Así que contra esas adiciones y reformas sí proceden las controversias constitucionales, y las acciones de inconstitucionalidad.

        ¡Atención presidente Sheinbaum!, en la realidad jurídica puede darse una variante muy amplia de casos respecto a esas adiciones y reformas. Señalaré sólo un ejemplo, a un juez, a un magistrado, o a un ministro, o a algún trabajador administrativo del PJF, a quienes se les aplique de manera retroactiva esas adiciones o reformas, tienen legitimidad para promover el juicio de amparo, no por ser adiciones o reformas, sino por aplicarse de manera retroactiva en perjuicio de un quejoso, violando su derecho humano garantido por el artículo 14 Constitucional: “A ninguna ley se le dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna”.

        ¡Atención presidente Sheinbaum!, es necesario aplicar una certera hermenéutica en nuestra Carta Magna, ya que procede el juicio de amparo en contra de procedimientos inconstitucionales que hayan provocado adiciones y reformar a nuestra constitución federal, con las que se alteren sus principio básicos y esenciales protegidos por ese principio de inviolabilidad constitucional establecido en el artículo 136 de nuestra Carta Magna.

        En mi opinión, la Juez Nancy Juárez tiene atribución legal para suspender actos reclamados, y uno de ellos es suspender esa publicación en el Diario Oficial y sus efectos, cumpliendo a cabalidad su deber jurisdiccional en el caso; mientras que Usted, presidente Sheinbaum, está incumpliendo como autoridad responsable.

        La Juez sí tiene competencia para admitir y resolver en este juicio, y su suspensión tiene nivel profesional; mientras que la presidente Sheinbaum transgrede, con el mal uso de un poder presidencial, los derechos humanos garantidos de la parte quejosa, tratando, además, de avasallar a una Juez digna y respetuosa, en el ejercicio de su labor jurisdiccional.

        La Juez Nancy, al realizar con precisión sus atribuciones, cumple con el pueblo al ejercer la soberanía popular otorgando la suspensión y haciéndola valer como eficaz resolutivo; en cambio, la presidente Sheinbaum traiciona al pueblo al no sujetarse al estado de derecho que protesto respetar y hacer que se respete.

        La Juez, firme y con humildad de servidora pública, ha respetado a la presidente Sheinbaum; y, ésta, pletórica de soberbia y poder, amenaza a la Juez con castigarla.

        Las malicias de la presidente Sheinbaum, al paso de los días, se observan con mayor claridad, recrudeciéndose; y pronto sus milicias saldrán a reprimir a la población opositora.

        Entiéndalo hoy, presidente Claudia, sus disparates recalentados (reforma judicial, inseguridad pública, falta de crecimiento económico) van a estallar en su mandato, perjudicándonos a todos.

        Suprima su malicia. Ajuste a su milicia, a la Constitución, porque el día de mañana será demasiado tarde.

 


 

lunes, 14 de octubre de 2024

LOGOS

Beneficio de la duda

DUDA DEL BENEFICIO         

        El clima político de México ha cambiado, y no para bien. El material humano energizado tiende hacía el caos en todos los fenómenos sociales.

        La inseguridad pública agudiza sus atrocidades, y parece una competencia entre malignos terroristas de intereses contrapuestos, y de diversos rangos, que van desde lo internacional, hasta narcos en tienditas de barrio.

        Nuestra economía se sigue desacelerando peligrosamente, a grado de ahogamiento abrasivo.

        Si observamos el fenómeno educativo mexicano, éste ha perdido tiempo, esfuerzo, calidad y rumbos.

        Empero, aún hay millones de mexicanos, y centenas de miles de personas morales que constituyen la parte productiva, excelente y salvable del país.

        De esa parte buena se sustenta la gente mala. Los delincuentes son portadores de perversidad, y sujetos activos de delitos; y los sujetos pasivos, es decir, las víctimas, son por lo general los humanos productivos.

        Obvio, ese panorama de hechos, y actos, tiene causas y efectos que, en forma dialéctica se retroalimentan, con dirección a un choque de contradicciones que no presagia nada bueno.

        Frente a ese agobiante panorama, la presidente Claudia Sheinbaum está compresionada.

        Sus presiones tienen muchas causas, desde sus múltiples pecados originales de carácter electoral, hasta su equívoca negación a tener una luna de miel de los primeros 100 días de su mandato.

        Apenas ha cumplido 15 días como presidente, y no está en la cúspide.

Todavía no termina de subir a la cima del poder, y ya se le nota el desgaste.

        La ascensión al poder se paga con el descenso. La tristeza del declive es el precio con que se sufraga el júbilo de subir.

         Ni siquiera el gabinete es de la presidente Sheinbaum; menos le son propias las ideas ni las palabras que ha externado.

        La maña, y la nera; es decir, la mañanera, le fue impuesta y heredada; y el ligero y banal maquillaje (que le puso a ese evento) remarca una burda imitación que la rebaja.

        Si lo anterior, la reprueba en la forma; en el fondo obtiene una calificación más reducida. Se envilece al ser paupérrima copia de un cuatrote que se apropió del poder presidencial.

        Por ende, no ha lugar al beneficio de la duda.

Prosigue la presidente Sheinbaum, con mayor inquina, la destrucción de todo lo mejor que se tenía, y retoma el derrotero hacia la dictadura.

Está a punto de masacrar al Poder Judicial Federal, eligiendo a jueces y magistrados a través de tómbolas burlescas y amañadas.

Hasta a la embajada de los EU han llegaron los vientecillos dictatoriales.

La presidente Sheinbaum ordenó, e hizo pública la orden personalizada para el embajador Ken Salazar (para ningún otro): “Se establecieron claramente lineamientos generales; porque a veces el embajador acostumbra a llamar a un secretario, otro secretario, a otro secretario más. Ahora le dijimos, bueno, si quiere tratar algún tema que corresponda a la secretaría de energía, porque hay algún empresario estadunidense interesado en invertir, y ver la disponibilidad, pues a través de la cancillería. Esos son algunos de los lineamientos. Así se ordena de manera importante esa relación”.

De seguir así la presidente Sheinbaum, con desatinos en el derecho internacional público, el próximo embajador de EU en México vendrá bajo los lineamientos de que se le escoja a través de una tómbola, en donde se deje operar la experiencia electorera de doña Claudia.

Dada esa realidad, ¿merece nuestra presidente Sheinbaum el beneficio de la duda?

¡No!, lo que prosigue es la duda del beneficio.

Por ejemplo, la principal medida económica tomada, hasta el momento por la presidente, es la ampliación de más dádivas, y con mayores montos, para seguir comprando la voluntad de los electores.

Así, pronto nuestra economía estallará.

Una nación que sólo come, y no produce, no es viable.

Urge que el Poder Judicial Federal frene tanta bribonada y tontejez gubernativa. 



lunes, 7 de octubre de 2024

LOGOS

Inconstitucional reforma judicial

CHIFLADURA DE UN PRESIDENTE         

        La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), con todos sus tribunales, tiene el legal y debido sustento, conforme a los artículos del 103 al 107 de nuestra Carta Magna y su Ley de Amparo, para analizar la constitucionalidad, o la inconstitucionalidad, a la reforma al Poder Judicial Federal (PJF), cometida por el ejecutivo federal, y por el supuesto Congreso Constituyente Permanente (CCP), violadores de nuestra norma jurídica fundamental.

        Convocado por el presidente de la república para esa tarea, ese ejecutivo y ese CCP transgredieron a la Constitución, afectando derechos humanos garantidos, y vulnerando severamente a la parte dogmática y a la orgánica de esos preceptos constitucionales.

        Así, la presidente Claudia Sheinbaum se equivoca, totalmente, al decir que “los ocho ministros de la SCJN saben que lo que están haciendo está mal porque ya fue aprobada y publicada esa reforma”.

        Sí, el supuesto Congreso Constituyente Permanente ya aprobó dicha reforma, y el poder ejecutivo ya la publicó en el Diario Oficial de la Federación; y justo, por eso, ahora le toca al Pleno de la SCJN revisar la constitucionalidad, o la inconstitucionalidad, de esa reforma judicial, a petición de todos los quejosos que, con interés legítimo, soliciten la protección o amparo requerido.

        La SCJN es competente para admitir demandas, y juzgar en el caso, con su facultad de atracción.

        Los que han demandado son los quejosos.

El CCP es la autoridad responsable, junto con el titular del Poder Ejecutivo, promotor de la iniciativa, y transgresor de todo ese procedimiento.

Este vínculo procesal debe entenderlo la ciudadana presidente Claudia Sheinbaum, y con actitud responsable defender, en cada juicio, el interés jurídico que representa.

Ahora, ese Pleno de la SCJN debe cumplir profesionalmente con sus atribuciones constitucionales de manera imparcial, gratuita, completa, pronta, sin discriminar a ninguna de las partes, de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad, reparando (si las hubiese, ¡que sí las hay!) las violaciones a los derechos humanos, en los términos legales que correspondan.

Los ministros de la SCJN con su capacidad jurídica, honestidad, sensible inteligencia, deben probar, además, que bajo las togas también las gallinas ponen, y que son totalmente ajenos a la soberbia, en virtud a su servidumbre.

Dos ministras que exhiben frecuentemente sus deficiencias en el campo del derecho (Batres, y Esquivel), afirmaron que esa decisión de la SCJN “es un golpe de Estado”, cuando apenas están admitiendo el caso, y cuando un golpe de Estado sólo lo puede dar el jefe de Estado que, en México, es el presidente de la república.

Si hubiese, en la especie, golpe de Estado, sería el presidente y el CCP los golpistas, al generar esa reforma al PJF; por eso, ni siquiera la presidente Sheinbaum aceptó esa torpe frase, señalando: “Yo digo más bien que es un golpe aguado, no un golpe de Estado… Yo supongo que ellos están provocando para ver cuál es nuestra reacción, queriendo parar la transformación, que es una decisión del pueblo de México… Y los jueces, magistrados y ministros son privilegiados; y nosotros somos demócratas”.

En esas afirmaciones de la presidente Sheinbaum se denotan, otra vez, varios extravíos.

La decisión revisora es del Pleno de la SCJN, no de ocho ministros, ¡es de todo el pleno!

Ese resolutivo de la SCJN no es producto de provocadores; es un acuerdo fundado y motivado en nuestra Constitución y en la Ley de Amparo, por un poder que en sus atribuciones ejerce soberanía.

Es mentira que el pueblo de México haya votado a favor de esa reforma judicial; ya que ésta, en sus términos actuales, es claramente impopular.

Sí, los jueces, los magistrados y los ministros son privilegiados; empero, son más privilegiados la presidente Sheinbaum y los integrantes del CCP. ¡Demócratas, demócratas, demócratas!, ninguno.

Además, tenemos la confesión y hecho notorio del presidente de la república, cuando ante el país explicó como intervino para elegir él a su sucesora, inconstitucionalmente, y cómo controló los principios y la eficacia, respecto a un senador pelele, para ganar la votación en el senado con ese voto lleno de la peor de las porquerías del ejecutivo federal y del CCP.

Nuestra Carta Magna debe interpretarse e integrarse en su conjunto, y a la luz de los principios que ella misma erige. Los artículos constitucionales 39, 135, y el 136, no le permiten a un CCP, que en tiempo y modo estuvo inconstitucionalmente integrado, trastornar en forma pública a nuestras instituciones, para establecer un gobierno alterado y modificado en su estructura constitucional, contrariando los principios de nuestra norma jurídica fundamental.

Tampoco se debe admitir que ese inconstitucional CCP viole los derechos humanos garantidos de una persona, sea quien sea ésta; cuanto más si los quejosos son decenas de miles.

Se equivoca quien piense que todo lo humano es perfecto: lo humano es perfectible. Nuestra presidente Sheinbaum y nuestro Congreso Constituyente Permanente son humanos, y han violado nuestra constitución; y, para esos casos, está la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para amparar y proteger a los quejosos.

Remodelar al capricho, al antojo y chifladura, de un presidente al Poder Judicial Federal, ¡NO!

 Mejorar a los tres poderes de la Unión, para que sirvan con mayor calidad y eficacia a los mexicanos, ¡SÍ!

Háganse ya reformas a los tres Poderes de la Unión; sin prisas, pero sin pausas.



martes, 1 de octubre de 2024

LOGOS

López receloso

TEME A SUS PROPIAS TRAMPAS     

Tres grandes etapas históricas sigue teniendo México: Independencia, Reforma, y Revolución.

La Independencia se conquistó en relación a la corona española, fundando a la nación mexicana, aboliendo a la esclavitud y a las castas; dejó de ser la colonia de la Nueva España, para llamarse Estados Unidos Mexicanos.

Con la Reforma, nuestro país dejó de ser un estado eclesiástico, para constituirse en estado civil, liberal y laico, con reconocimiento de derechos humanos, positivista, y con feudos productivos denominados ‘haciendas’.

Nuestra Revolución estableció de manera plena el capitalismo en México, con tendencias de carácter social, sobre un nacionalismo respetuoso de la internacionalidad, desarrollando instituciones para abolir caudillismos, y en base a una Carta Magna bajo principio de inviolabilidad.

Llegado a la presidencia, en 2018, Andrés Manuel López Obrador prometió una cuarta transformación, asegurando que sin violencia estaría, mínimo, a la altura de la Independencia, de la Reforma, y de la Revolución; incluso, que la 4T sería superior a las tres etapas históricas anteriores.

Y que sin mentir, sin traicionar, y sin robar, transformaría a México, resolviendo los principales problemas que lo aquejaban en el inicio de su mandato.

Prometiendo, además, que lo haría con apego a la Constitución, en la unidad de los mexicanos y sujeto a las instituciones nacionales.

Desde sus mañaneras, con fraseo pausado, repetitivo y machacón, supo explicar nuestros graves problemas (aunque simplona y superficialmente), pero, lo que no pudo fue resolverlos; al contrario, los multiplicó y los agravó.

Se convirtió Amlo en un empeorador, de todo.

Mintió López Obrador más que Pinocho, el popular personaje del italiano Carlo Collodi (1826-1890), falseó Andrés Manuel todo lo que quiso, y cuantas veces le dio su regalada gana, dañando a centenas de millones de seres humanos, nacionales y extranjeros.

Como presidente, Amlo, traicionó por doquier; empero, lo más grave, se traicionó a sí mismo.

Y robó, a trasmano, pero a su favor finalmente, igual o más que sus antecesores. Es, Amlo, más de lo mismo, o de lo mismos, pero más. Derivó en un afanoso ladrón de cuello blanco, de cuello tricolor, de cuello amarillo o de cuello moreno, pero ratero del erario nacional.

Su obra pública nunca fue licitada (al menos legalmente), y está sin terminar, malhecha, carísima, caprichosa, con afectaciones trascendentales al medio ambiente. Esas grandes construcciones fueron fuente de muchos de sus robos.

A la chita callando, la mayoría de las personas que recibieron, y receptan, dinero del presupuesto público en formas de becas, ayudas económicas, o pensiones a personas de edad avanzada, afirman: “¡Bueno!, López Obrador robó, pero salpicó algo de lo robado”.

No entienden (los que eso dicen) el significado de la política de la redistribución del ingreso nacional. Esa política fue implementada desde el presidente Plutarco Elías Calles en materia fiscal, retornando de una u otra forma los ingresos a la población, a partir de leyes y presupuestos que regulan las prestaciones y las contraprestaciones, en impuestos, derechos, productos, aprovechamientos y donaciones.

Mi pensamiento ha sido educado dentro de la dialéctica de Heráclito de Éfeso (535-480 A de E), de Jorge Federico Hegel (1770-1831), de Carlos Marx (1818-1883), de Federico Engels (1820-1895), y de Max Planck (1858-1947); así entiendo, y me apego a la teoría del cambio, en el amplio territorio humano.

Por ello, concluido el mandato presidencial de Amlo, formalmente al menos, invito a todos los mexicanos para que comparemos el México del 2018 con el México del 2024, y veamos objetiva, crítica y científicamente qué fue lo que se transformó.

Y aceptando y entendiendo que hubo múltiples variaciones dialécticamente, como las hay en cada sexenio, enumeremos y expliquemos los cambios que estén a la medida, calidad y altura, de las transformaciones de la Independencia, de la Reforma, y de la Revolución.

Si no hay cambios de esas dimensiones, ¿cómo ponerle un segundo piso a todo lo empeorado?

        El expresidente López se ha convertido en simple lopillo, quien receloso, enconchado y cariacontecido, sembró trampas, a las que ahora teme.

        En Valladolid, hoy Morelia, el 30 de septiembre del 1765, nació José María Morelos y Pavón, quien encabezó a la generación que aprobó la Constitución de Apatzingán, con los tres poderes en equilibrio de pesos y contrapesos: Legislativo, Ejecutivo, y Judicial.

        Morelos dio su vida por esa división de poderes; en cambio, López Obrador les quitó la vida al judicial, al legislativo y al ejecutivo, para apoderarse de todo, en una disparatada locura autocrática.

        Lopillo, por eso y por muchas perversidades más, será recordado como un tipo miserable.