lunes, 27 de diciembre de 2021

LOGOS

2021-2022

HACER, DE TRIPAS, CORAZÓN

        Durante mis estudios de bachillerato en el Primitivo y Nacional Colegio de San Nicolás de Hidalgo leí el certero mensaje de un filósofo liberal mexicano del siglo XIX, Melchor Ocampo (1814-1861), quien como gobernador de Michoacán expresó: “Convoco a la unidad nacional, frente al peligro de división del país”.

        En ese tiempo, un México desunido (por un presidente autócrata llamado Antonio López de Santana) perdió más de la mitad de su territorio.

        Ese presidente López, llamado por el pueblo “héroe del sainete”, fincó su largo periodo presidencial en desunir a los mexicanos, y en regalar dinero de las arcas públicas para corromper gente que, en su ignorancia y pobreza, le servían ciegamente.

        Cualquier parecido de aquella caótica etapa histórica, con este final del 2021 e inicios del 2022, es mera coincidencia.

         Después (en mis estudios profesionales) llegó a mí la voz de un profeta español errabundo, León Felipe Camino (1884-1968), quien a su decir llegó a México “montado en la cola de la Revolución”, y me sentí fascinado por su mensaje:

        “Pero el Hombre es un niño laborioso y estúpido que ha hecho del juego una sudorosa jornada, ha convertido el palo del tambor en una azada, y en lugar de tocar sobre la tierra una canción de júbilo, se ha puesto a cavarla. ¡Si supiésemos caminar bajo el aplauso de los astros y hacer una símbolo poético de cada jornada! Quiero decir que nadie sabe cavar al ritmo del Sol, y que nadie ha cortado todavía una espiga con amor y con gracia…”

        Esos conceptos poéticos me hicieron considerar que la vida es un juego, y que este esparcimiento (contenido esencial de la naturaleza humana) resulta de tal importancia que exige toda nuestra responsabilidad.

        Con motivo del año que se va, 2021, e incitado por el año que llega, 2022, recuerdo esas percepciones de dos pensadores lúcidos, a quienes mucho debo; empero, los evoco frente a una realidad nacional preocupante.

        Magníficos son los juegos que auxilian al desarrollo del ser humano; pero hay juegos malignos que practica otro presidente López, cuyo segundo apellido es Obrador.

        Y obra, nuestro actual presidente, dividiendo a los mexicanos, y regalando dinero del billonario erario federal para ganar obediencia ciega, y votos para sostener su poder.

        Hace derramas económicas que no son productivas, sino sólo para un consumo, por lo que así, no se acabará, nunca, la pobreza. Y bajo este ritmo y este esquema no hay economía que aguante, por lo que tarde o temprano la burbuja estallará, y él (quien genera esta perversidad) les echará la culpa a sus malosos preferidos.

        Los juegos de Andrés Manuel responden a su egolatría y a su odio.

        Gastos multimillonarios (ante un pueblo pobre, insalubre y con hambre) so pretexto de que hay que hacer el ejercicio “democrático”; cuando nada tiene de democrático ese absurdo llamado a esa votación, inconstitucional, denominada “revocación de mandato”.

        Si 90 millones de mexicanos votaran a favor de que se le revoque el mandato como presidente a Andrés Manuel López Obrador, esa votación sería inconstitucional, pues se aplicaría a Amlo (retroactivamente y en su perjuicio) un precepto normativo que entró en vigor después de iniciar su ejercicio presidencial.

        Además, el texto de la boleta autorizada es inconstitucional, al presentar en su literalidad dos opciones: o “revocas”, o “ratificas”; ya que nuestra Carta Magna instituye exclusivamente la “revocación”, no la “ratificación”.

        Para que ese texto de la boleta sea conforme a derecho, debe ser: revocas, sí, o no.

        Pero el capricho y la soberbia del actual presidente no tienen límites ni contrapesos.

        Su juego es un funesto sainete autoritario; por ello, siguiendo una antigua conseja, debemos de hacer, de tripas, corazón, y hacer del corazón un cerebro, para que nadie salga a votar ese día.

        Si nadie sale a votar, el presidente Amlo recibirá lo que merece.

        Y aunque es capaz Andrés Manuel de rellenar las urnas con votos falsos, el poder del vacío inteligente, mostraría el decoro y la dignidad

de los mexicanos.