LOGOS
No se
frenará con muros
LA
LUCHA DE LAS MUJERES
Las mujeres mexicanas tuvieron, para
hoy, su día, una respuesta clara y precisa del presidente Andrés Manuel López
Obrador.
Muros de acero aparecieron en la Ciudad
de México, ante la marcha por ellas anunciada para este 8 de marzo.
¿Agravios?, han sufrido infinidad por
parte de Amlo. El más reciente, la expresión: “Hay toro”, pronunciada con toda
soberbia por Félix Salgado Macedonio, al sentir el apoyo personal de Amlo, para
sostener su candidatura al gobierno del Estado de Guerrero.
Esas cercas de metal son una grosera
provocación.
La jefa de gobierno de la CDMX, Claudia
Sheinbaum Pardo, dijo: “Las vallas de acero son para resguardar el patrimonio
nacional”.
Y pudiera ser un buen propósito, si no
hubiese el presidente Andrés Manuel López Obrador convertido a Palacio Nacional
en su modesta casita.
“Esos muros de acero son para garantizar
la libertad… son para proteger, no para reprimir”, adujo el coordinador de
Comunicación Social de la presidencia, Jesús Ramírez Cuevas.
Pero su explicación parece burlesca.
Cierto que el acero hecho muros ha servido para muchas cosas; pero, curiosamente,
no congenia con la libertad.
Y los cercos de hierro protegen a
quienes los montan, y siempre reprimen a aquellas que rechazan, como en el caso.
Mientras, el presidente López Obrador
declaró: “Esas vallas se han puesto no porque tengamos miedo, sino porque hay
mucha provocación e infiltrados… más valen muros que soldados”.
A explicación no pedida, confesión
manifiesta.
Frente a un presidente autoritario, sin
los pesos y contrapesos institucionales, surge la lucha de las mujeres
mexicanas que puede derivarse a una limitante, eficaz, ante el enorme y
peligroso poder de Andrés Manuel.
No se trata de si López Obrador tiene
miedo o no. Lo cierto es que mandó poner las murallas de acero como su
respuesta a la lucha de las mujeres mexicanas.
Y su réplica contra las mujeres sólo
tiene dos pobres opciones: soldados o muros
Cuando cada una de las mujeres de
nuestro país debe pensar si ella es una provocadora, o una infiltrada, términos
despectivos que se suman a la cadena de injurias gubernativas.
Este Día de la Mujer en México dejará
una huella de su presencia; obvio, esa impronta generará lecturas distintas.
Desde las que exhuman a Sor Juana sobre
las necedades del macho, hasta las que aceptan la presunción de toros, sin
darse cuenta del animalesco comportamiento de estas bestias, a las que aún en
la fiesta brava suelen cortarles las orejas y los rabos.
Y bajo presión social, esos toretes de
petate suelen bramar en mitin público electorero: vivan las mujeres.
Lo cierto es que las mujeres en su día (cuando
el día de la mujer debe ser todos los años de su existencia) no merecen cercas
de acero ni para encapsularlas ni para contenerlas, menos por órdenes de un
presidente insensible e insensato.
Cuando Andrés Manuel roba, por sí o a
trasmano, él lo justifica como una aportación para una causa justa.
Si López Obrador traiciona, él lo
explica asegurando que es una táctica para cuidar principios superiores.
En cuanto Amlo miente, al afirmar que las
mujeres pueden acercase siempre a él, les cierra el paso con altas láminas de acero,
dando explicaciones baladíes.
Amlo nos recuerda a Trump, cuando éste
explicaba su muro contra México: “como el muro de la paz, y de la libertad”.
Entendamos, no se frenará, con muros, la
lucha de las mujeres mexicanas.