martes, 6 de marzo de 2018


LOGOS
Vargas Llosa, extraordinario literato
PERO… POLÍTICO ATOLONDRADO
       Mario Vargas Llosa obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 2010, pero no de política, materia que no se incluye específicamente en estos ameritados premios.
       En mi caso, desde mi adolescencia goce, y sigo aprendiendo, de sus encantadoras obras literarias. He promovido y seguiré impulsando la lectura de sus libros.
       Sin obstar lo anterior, sigo percibiendo que en materia política este talentoso escritor, a sus confusiones, les inyecta sus arrebatos pasionales, haciéndose controvertido, en el mejor de los casos y, en el peor, exhibiéndose como un lastimoso imprudente.
       Las vulgares e hirientes majaderías en su contra, no las merece, pero  las provoca.
       Vargas Llosa tiene toda la libertad del mundo para opinar sobre política, o sobre el tema que le dé su regalada gana, o para ejercer actos políticos, con sujeción a derecho.
       Libertad, como la tenemos todos, para afirmar que en política, él, es desacertado; y que reprobamos a quienes desde un anonimato en las llamadas redes sociales, o dando su nombre, lo llenan de insultos absurdos y sucios,
       Si disentimos de lo dicho por él, hagámoslo con razonamientos válidos, y enfrentados a los suyos.
       Vargas Llosa promociona su nuevo libro: "La llamada de la tribu", y ha externado ideas que no corresponden a la realidad por mí observada.
       Confiesa el Nobel haber sido de la tribu marxista, después de la existencialista, y ahora milita en la del liberalismo. Si hay un mañana para él, que espero que haya muchos, ya nos dirá para entonces a que tribu se ha cambiado.
       Todos los ismos, incluyendo al liberalismo, tienden a convertirse en dogmas, promovidos por sus beneficiados, al deformar sus contenidos para agrandar sus privilegios.
       Hacer del liberalismo un dogma es tan equívoco como descalificar dogmáticamente al socialismo, sin considerar que ambas opciones, humanas, confrontadas en la valoración errónea de muchas generaciones, son rostros distintos de la mismísima moneda.
       ¿Qué es el hombre: social o individual?, ¿quién tiene la razón: Aristóteles o Rousseau? Ninguno. Ambos enredaron conceptos.
       El hombre es social e individual al mismo tiempo, dialécticamente hablando. Es individual porque es social; y es social porque es individual. Es socio individual, o individuo social. Así de sencillo, y así de complicado.
       Para un México vecino de un gran país, cuyo gobierno quiere devorarse a todo el mundo, el nacionalismo es necesario, en autodefensa que cimiente nuestro internacionalismo humanista.
       Meade, AMLO, y Anaya, son populista con estilos diferentes.
       En Cuzco, observé al entonces candidato presidencial del Perú, Vargas Llosa, quien iba soberbio en auto lujoso, convertible, seguido, en desfile ostentoso, por autos caros, dando vueltas y vueltas en la plaza central.
       Miles de incas repudiándole con majaderías y silbidos, como un carrusel bochornoso de media hora.
       Sociedades abiertas, sí, pero no para saquearlas.