martes, 25 de julio de 2017

LOGOS
La balsa de la Medusa
PERVERSIDADES DEL PODER
       El caso de "La balsa de la Medusa", por años, lo he analizado a través de varias perspectivas, y cada vez me genera nuevos conocimientos.
       Mis primeros datos sobre el tema los obtuve a través de una pintura del francés Théodore Géricault (1791-1824) que se encuentra en el Louvre, en París, y que me atrajo por la portentosa capacidad de expresar, con realismo romántico, una rica variedad de sentimientos humanos a través de los cuerpos y los rostros de 15 sobrevivientes del desastre marítimo en 1816, frente a la costa de Mauritania.
       A partir de ahí he investigado lo que me ha sido posible al respecto; empero, describir ahora todo lo obtenido, me distraería del objetivo de este artículo.
       Lo reciente, en vínculo a ese dramático hecho, es el libro segundo llamado "El vientre del mar" que, formando parte de la obra "Océano mar" (1993 Premio Viareggio) del escritor italiano Alessandro Baricco, me ha provocado ideas sobre los actuales,  gravísimos y violentos, problemas que azotan a México y al mundo.
       En julio del 1816 encalló a 60 kilómetros de la costa noroeste del continente africano la fragata francesa que llevaba por nombre "Medusa", con 400 personas a bordo, incluidos los 160 marineros que conducían a esa embarcación del puerto francés de Rochefort al puerto Saint Louis de Senegal. La Gran Bretaña había regresado esta colonia a Francia, después de la firma de un tratado.
       En varios botes salvavidas llevaron a 253 tripulantes, pero 147 personas, al no caber, fueron subidos a una balsa construida de prisa de 140 metros. (7X20 metros) Casi un metro cuadrado por persona. Todos hombres, sólo una mujer que dejó su lugar en un bote para no separarse de su marido. Los botes fueron amarrados entre sí, uno a uno, y al final la balsa. En la primera noche soltaron a la balsa.
       Ésa únicamente llevaba un saco de galletas, dos barriles de agua y uno de vino tinto. A cargo estaba el capitán Savigny con 10 hombres armados. 13 días después los rescataron, por casualidad, produciéndose en ese territorio a la deriva de 140 metros cuadrados, con una población apretujada, sedienta, enloquecida, con hambre, de 147 humanos, y con un gobierno de 11 autoridades asesinas, ladronas, abusivas, mentirosas, una tragedia aterradora en donde se mezcló la soberanía y la organización jurídica al antojo del poder.
       El primer día el capitán dijo un discurso grato, pero ya en esa noche se encargó la autoridad de echar al mar a los débiles, calladamente. Al no amanecer 34, se dio un motín, por lo que la autoridad mató a 9.
       Para tranquilizar al resto les dieron vino, y los que se emborracharon, durante la noche fueron arrojados al mar. Total, aquello se volvió un infierno: asesinatos, deshidratación, robos, canibalismo, locura, todo iniciado por la perversidad de quienes tenían el poder.
       Hoy todos vivimos en nuestra balsa, a merced de los poderosos, cualquier semejanza es mera coincidencia.