lunes, 10 de septiembre de 2012

Sobre un Volcán ¿DE QUÉ SIRVE UN EX CANDIDATO?

         En el partido político en donde esté, no importa en cual, Andrés Manuel López Obrador tiene seguidores.
            La inicial determinación personal que tomó el domingo próximo anterior, en el Zócalo de la Ciudad de México, es separarse del Movimiento Progresista, (PRD, PT y Movimiento Ciudadano) a efecto de integrar un nuevo partido.
            Fijó el día de mañana miércoles, 12 de septiembre, para decidir cómo Morena puede convertirse en ese partido. Seguramente que escuchará a gente capaz de su confianza, pero es obvio que la determinación que adopte será unipersonal; claro, poniéndole un disfraz aceptable de decisión popular.
            Es común que los ex candidatos a la Presidencia de la República se manejen con discreción, convirtiéndose en líderes morales de su respectivo partido político, e incluso comiencen su trabajo para volver a ser postulados a la titularidad del Poder Ejecutivo Federal; empero, en el caso de López Obrador, en sus dos pérdidas se ha llamado despojado, haciendo el papel de víctima.
            En la primera ocasión, en el 2006, se autonombró "presidente legítimo", y ejerció como tal, al margen de la ley, afectando severamente con ello su participación en el 2012, pues de haber ganado hubiese recibido el poder presidencial de un "presidente ilegítimo", según su visión. 
            Desde luego que su incongruencia, y sus errores, se le dan de manera natural. Ahora volvió a incurrir en el equívoco al afirmar: "... no reconoceré al priísta Enrique Peña Nieto como Presidente Legítimo de México...", cuando éste sólo ha sido declarado por la autoridad electoral respectiva como "Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos", y a partir del inicial segundo del día primero de diciembre del 2012 será "Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos", por disposición de nuestra Carta Magna al haber actualizado los supuestos jurídicos de esa norma jurídica fundamental.
            El político tabasqueño dentro de sus cualidades tiene la tenacidad, pero ésta se ve atrofiada por sus múltiples defectos. Miren que señalar que "no hay diferencia entre Elba Esther, Carlos Salinas, Vicente Fox, Diego Fernández de Cevallos, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto".
            Y con esa incapacidad para diferenciar, con esa carga de prejuicios, y aún sin conocer al futuro gabinete presidencial dice: "Estarán en los cargos más altos del próximo gobierno, las personas de más bajo nivel moral".
            Una oposición seria no puede dedicarse a tirar palos de ciego a la "siniestra", y no a la diestra; un político agradecido con los partidos que lo han postulado, tantas veces, no los abandona.
            Y ahora anuncia que el 1 de diciembre habrá acciones "contra la imposición en todas las plazas públicas del país... una lucha sin cuartel... tenemos vocación de gobierno... revolución, si hay imposición... No prometemos días tranquilos".
            De suyo, estamos sobre un volcán, y a esto un ex candidato a la presidencia quiere arrojar más explosivos, ¿a quién sirve, y para qué sirve un ex candidato perdidoso así?