miércoles, 12 de septiembre de 2012

El Destino Manifiesto SIGUE HACIENDO DE LAS SUYAS

          El gobierno de los Estados Unidos de América, a través de varias dependencias, conoce al detalle las características de los personajes más importantes de México en todos los ámbitos sociales, y de todas las épocas. Su espionaje al respecto da solidez a su hegemonía, y les brinda ventajas en la toma de decisiones frente a nosotros.
            El desarrollo tecnológico les permite ahora contar, en microchips, con los perfiles y las conductas de decenas de miles de mexicanos contemporáneos: políticos, empresarios, sacerdotes, universitarios, artistas, líderes, entre otros.
            Hace 150 años el agente gringo William B. Churchwell enviaba notas al Presidente James Buchanan sobre mexicanos de aquel entonces. De Benito Juárez decía: “… es un hombre como de 45 años de edad, indio de pura sangre, bien versado en las leyes de su país, jurisconsulto prudente y seguro, pero político tímido y receloso; severo e incorruptible, pero de un carácter suave y benigno; en su conversación, modesto como un niño. Tiene voz en el consejo y se le escucha con respeto, pero carece de influencia sobre los ministros y se encuentra, inconscientemente quizá, bajo su dominio absoluto e ilimitado…
            Y de esos ministros juaristas, de hace siglo y medio, el agente Churchwell sólo consideraba a dos como  gente valiosa: “Melchor Ocampo es un caballero de gran inteligencia natural y de prendas y de educación considerables, inflexible en sus determinaciones, perentorio en sus opiniones, bastante listo en su discurrir e impaciente de contradicción, pero noble, y como su jefe, incorruptible… Miguel Lerdo de Tejada (que se encuentra en el gabinete por la sugestión del jefe de la Legación Americana Forsyth) tiene todas las cualidades brillantes de los otros dos, es tan puro como ellos, pero manifiesta en grado mayor los hábitos prácticos que denotan una inteligencia orientada hacia las realidades de la vida, más bien que hacia sus sueños. Es el hombre más popular de su partido y con razón se le considera como el espíritu maestro del gabinete. Todas sus tendencias son proamericanas. Debemos estimarlo como el hombre más fidedigno en su preferencia para nosotros; franco, abierto y siempre dispuesto a discutir una cuestión y a asumir las responsabilidades consecuentes…
            Si el Presidente Felipe Calderón Hinojosa, como los líderes de las cámaras del Congreso de la Unión, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los gobernadores, las 400 familias más ricas y poderosas de México, los dueños de medios masivos de comunicación, supieran todo lo que contiene su expediente en los archivos de los Estados Unidos de América, podrían manejarse mejor, para ellos mismos, pero sobre todo para México. Pues por lo general a todos ellos les interesa más lo que se piense y se diga allá, de ellos, que la opinión de los mexicanos sobre su actuación. Agradar a los gringos parece su destino.
            La política del Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe siguen haciendo de las suyas.