lunes, 31 de agosto de 2020

 LOGOS

Informe presidencial

AMLO, DESATINOS Y SOBERBIA

        El presidente de los EU Donald Trump exhibió (con tozudo orgullo) al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, como un trofeo de sus logros en la ceremonia en que aceptara la candidatura republicana para ser reelecto.

        La pasión electoral de AMLO es tan enfermiza, que aceptó ser objeto en la campaña presidencial de Trump y, ante el hecho riesgoso para México, sólo dijo: “soy respetuoso de la decisión de EU… no tengo opinión sobre eso… no quiero meterme en sus cosas”; y, así, se convirtió en una de sus cosas, en una cosa más de Trump.

        La osadía de haber exhibido al presidente mexicano en un importante acto de campaña electoral, del partido republicano, no fue disposición de EU, como equívocamente afirmó AMLO, sino fue determinación del candidato Donald.

        Y que carezca de opinión el presidente López Obrador sobre ese uso indebido de su imagen presidencial, para la campaña electoral Biden vs Trump, es intromisión inconcebible; más cuando agregó, “no quiero meterme en sus cosas”, pues el hecho es, repito, que el republicano lo exhibió como una de sus cosas.

        Eso significa que nuestra política internacional ha seguido cayendo demasiado bajo: el presidente AMLO es ahora lacayo electoral de TRUMP.

        ¿Qué nos dirá López Obrador, al respecto, en su próximo informe? No sabemos qué número de informe es el siguiente, pues el presidente sufre de diarrea informativa.

        No me opongo a que nos informe cada segundo, ni cada hora o cada día, si cree que no tiene otra cosa qué hacer, o si su compulsión al respecto es irrefrenable; empero, basta conque cumpla legal y debidamente con lo que ordena el artículo 69 de nuestra Carta Magna: “En la apertura de Sesiones Ordinarias del Primer Periodo de cada año de ejercicio del Congreso, el Presidente de la República presentará un informe por escrito, en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública del país”.

        Y esa obligación, del presidente, no es delegable, pues es de carácter constitucional. Cada presidente que ha mandado, o que mande, a su secretario de gobernación o a otro colaborador a entregar ese informe escrito, viola la constitución, sea López, Peña, Calderón o Fox.

        Por miedosos y comodinos han preferido los presidentes mexicanos, desde hace ya algunos sexenios, hacer su reunioncita casera en lo que fuera Palacio Nacional, hoy casita de la sagrada familia López; y, obvio, discursean ante un público comprometido, sumiso, aplaudidor, y bien cebado.

        No pasa desapercibido que AMLO ha querido calentar el ambiente de su próximo y siguiente informe con algunos spots o mensajes, en los que, como siempre, él es el paisaje, anunciador y protagonista.

        Analicemos esos mensajes.

        “En el peor momento se cuenta con el mejor gobierno”. Aquí reconoce que México vive su peor momento; y él lleva ya más de dos años ejerciendo el poder, ya que se lo entregó Peña Nieto el día siguiente al de la elección en que salió triunfante AMLO, y éste prometió que, llegando, por este simple hecho se solucionarían los problemas nacionales. Aseverar que éste es el peor momento, es confesar el fracasó de ese mal llamado “mejor gobierno”.

        “No es para presumir. Soy hombre de palabra. Ya no hay avión presidencial”. ¿Cómo que no hay?, si él se acaba de subir al avión presidencial para mandarnos un mensaje. Él lo está rifando a través de la Lotería Nacional de manera desafortunada y oscura.

        “No he aumentado la deuda pública”; cuando los datos de la Secretaría de Hacienda nos indican que el total de la deuda pública de México al cierre de julio del 2018 era de 10 billones, 427 mil millones de pesos; y al cierre de julio del 2020 es de 12 billones 239 mil millones. Es decir, ha aumentado nuestra deuda (interna y externa) cerca de 2 billones de pesos.

        “Aumentamos los salarios”. Sí, es cierto, en 2018 el salario mínimo general era de 88 pesos 36 centavos, diarios; y en el 2020 este salario general es de 123 pesos 22 centavos, diarios, pero la capacidad de compra de aquellos 88 pesos con 36 centavos era superior a los del salario actual.

        “No ha habido aumento en luz ni en gas”, afirma personalmente AMLO, cuando todos hemos sufrido ese incremento de manera terrible.

        “Me han atacado, como no se había atacado antes a ningún presidente”; pero AMLO no dice que él, como presidente, ha agredido a todos. A toda acción corresponde una reacción igual, pero en sentido inverso. Es la tercera ley de Newton, en física, aplicable a la política.

        “Ya no hay servicio médico privado para funcionarios”; y se le olvida que él como presidente, y su familia, gozan del mejor servicio médico privado de México, pagado por todos los mexicanos.

        El día de su informe, más de 65 mil muertos por covid (número oficial) o 175 mil muertos latentes (según número indicado por organismos internacionales) incriminarán a la pésima política de salud del gobierno de AMLO, y éste sólo enchuecará su boca.

        A pesar de su cacareado empeño, a los pobres de México los ha hecho más miserables.

        Total, al presidente Andrés Manuel López Obrador le ha faltado humildad y eficiencia; en cambio, le han sobrado desatinos y soberbia.

        ¿Podrá transformarse AMLO, para bien de México?; porque alguien que aspira a ser transformador, primero debe transformarse a sí mismo.

 

lunes, 24 de agosto de 2020

LOGOS

Corrupción disfrazada

LAS PIRUETAS DE AMLO

        El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo el 30 de julio del 2020: “fíjense lo que me importa el abasto de medicamentos, que uno de los mejores servidores públicos de mi gobierno, quien me ha ayudado muchísimo, se va a hacer cargo de este asunto”.

        Y con gran orgullo presentó a David León Romero como director general de la empresa estatal para adquirir y distribuir medicamentos, para nuestro país, supuestamente “en coordinación con la ONU” (aunque la ONU al parecer no lo sabe), con un presupuesto anual de más de 60 mil millones de pesos.

        Todo era felicidad para Andrés Manuel y para David, pues AMLO ha decidido autoritariamente, y contra todas las leyes, no licitar las compras del gobierno federal, por la sencilla razón de que él es honrado, y no roba.

        Pero esa felicidad, ese indebido nombramiento y ese benemérito y probo presidente, sufrieron lastimosa caída.

        Carlos Loret de Mola dio a conocer, el 20 de agosto de 2020, algunos videos donde David León Romero da grandes sobres con dinero a Pío López Obrador, “persona honesta y ciudadano ejemplar”, según su decente hermano Andrés Manuel.

        Esa exhibición impresionó a todos.

        Al siguiente día, desde Aguascalientes, el presidente AMLO en su mañanera errática dijo presuroso, antes que alguien dijera pío: “Es natural… están en su derecho… les han dolido los videos de Lozoya… y esa banda de delincuentes de cuello blanco me atacan… pero no somos iguales… lo de Lozoya son miles de millones… y lo de Pío y David a penas si sube a dos millones… y las revoluciones son de ese modo… por eso a la familia de Francisco I. Madero le dieron después del triunfo, en retorno, 700 mil pesos de aquella época”.

        Así, López Obrador ejecutó varias piruetas.

        A esclarecimiento no pedido, aunque esperado, botó la confesión manifiesta de AMLO: recordó los videos de Ponce, Bejarano e Imaz, sus colaboradores y amigos, a quienes los grabaron en los años 2004 y 2005, recibiendo pacas de dinero para AMLO; y éste ahora sólo dijo que aquello fue poquito, comparado con lo de Lozoya. ¡Vaya pirueta comparativa!

        Andrés Manuel confesó haber conocido, 5 días antes, lo de ese video de su hermano Pío, y defendió el caso al estilo del presidente de San Blas, Nayarit, Hilario Ramírez, quien cínicamente dijo: “yo robo, pero poquito”.

        Encallejonado, AMLO, decidió suspender el nombramiento de David León, y le pidió que se presente ante la fiscalía (como Pío) y “den la cara”. Esta pirueta la tiene muy hecha, y aunque el dinero vaya para él, sacrifica a quien sea con tal de que su plumaje quede limpio.

        A esa pirueta la hace poética con el verso de Salvador Díaz Mirón (1853-1928): “Hay aves que cruzan el pantano y no se manchan. Mi plumaje es de ésos”; olvidando que hay aves que manchan al pantano.

        Pío y David no llegarán a la cárcel. El desplante de AMLO es para taparle el ojo al macho.

        Su autoritarismo está a la vista de todos. El servilismo de sus colaboradores da vergüenza. AMLO opera como titiritero de ellos. Viola el derecho, y ordena: “exhiban los videos de Lozoya”, y éstos de inmediato e ilegalmente se exhiben.

        Los videos, en sí, poco prueban en juicio, pero sí provocan un gran escándalo mundial; y los opositores de AMLO le exhiben, a la vez, videos (viejos y nuevos) de supuestas corruptelas de la familia López Obrador, y de sus amigos. Y esto no gusta al presidente.

        La guerra de audio vídeos, excitada por la oscura política de AMLO, está en marcha.

        Todos los presidentes de México han ejecutado, legislado y juzgado, con mesura y discreción; pero AMLO lo hace con procacidad desfachatada y con piruetas.

        “Si un familiar mío comete delito, será castigado”, asegura AMLO; pero al mismo tiempo ilícitamente los juzga: “lo de Pío y David no es corrupción, es cooperación”. Me recuerda al chino Ye Gon que explicó los cientos de millones de dólares en su casa: “influyentes funcionarios públicos federales me los dieron a guardar, amenazándome, cooperas o cuello”. ¡A que las cooperaciones de AMLO!

        Aclaro. La inmensa mayoría de los mexicanos queremos que se acabe la corrupción.

        AMLO sólo ve la corrupción en el ojo ajeno. En el ojo propio le llama cooperación; y la familia López Obrador las compara, ofensivamente, con las aportaciones de Leona Vicario a la Independencia.

 
 

lunes, 17 de agosto de 2020

 

LOGOS

Cárcel a los expresidentes

CIRCO DE CINCO PISTAS

        El eje de todo para el presidente Andrés Manuel López Obrador es lo electoral. Todo gira en torno a elecciones.

        Ese epicentrismo erróneo, su limitación cognitiva y su agreste educación, anclan a AMLO en la medianía productora de chacales, como con acierto lo denuncia Beatriz Pagés, apercibiéndole de que él también será juzgado.

         Andrés Manuel está feliz de que su mediocridad y las fuerzas conservadoras y neoliberales de México (sumadas a las de EU de Trump) lo hayan puesto en la presidencia de la república.

        AMLO no lo entiende, y cultiva el mito de que “el pueblo” lo apoya y lo idolatra, y de que él le sirve.

        Y ese mito, en inicio, lo hizo suyo una multitud ávida de creer en alguien, pero ese mito carece de sustento real, ya que (en todo tiempo y lugar humano) quien tiene la fuerza tiene el poder, y la gente lo sigue para obtener algo: limosnas, becas, dinero, migajas.

        Así el poderoso domina y puede auxiliar y/o destruir a los otros.

        Desde hace 10 mil años nuestros antepasados, los homo sapiens, con su fuerza vencieron y aniquilaron (casi sin mezclarse) a otros humanos: cromañones, neandertales, denisovanos, soloensis.

        La fuerza humana, en el amplísimo sentido de esa palabra (físico, económico, estético, jurídico, ético, mítico, lingüístico, cultural, político, educativo, etc.), organiza, toma y ejerce, el poder, sobre los demás, a través de un homo, llamado guía de horda, jefe de tribu, cacique, rey, emperador, papa, primer ministro, líder, presidente, secretario del partido, u otro nombre.

        Ahora, en este año 2020, el homo sapiens sigue siendo un gran alocado que genera problemas; pero, también puede ser (con capacidad, trabajo y honradez) un certero y gran creador de soluciones.

        Un problema del homo (individuo-social en todas las épocas y sitios) es la sucesión del poder en el núcleo humano, lo mismo entre mayas, germanos, aztecas, hebreos, chinos, purépechas, árabes, ingleses, tarahumaras, franceses o zapotecos.

        En México, desde su inicio como nación independiente (27 septiembre 1821), los que tuvieron la fuerza genérica, y por ende el poder, dominaron y explotaron a la población constituida de individuos, nombrándola ficciosamente “pueblo” y, erigiéndose esos poderosos en gobierno.

        La historia registra diversas formas de sucesión, en la ficción legislativa y en la realidad: matando al líder, exiliándolo, encarcelándole.

        Y el desarrollo de nuestro sistema presidencial a partir de la constitución de 1917, con su adaptación real y después de muchos asesinatos, impuso en México un partido político poderoso con tres nombres sucesivos (PNR, PRM y PRI), estructurado como si fuese un enorme fuselaje de un avión, en donde todos cabían, con sus dos alas: los partidos de izquierda y los partidos de derecha, para obtener estabilidad.

        El partido oficial era todo un entero. Ahí el presidente, desde Lázaro Cárdenas del Río, escoge (no al presidente sucesor), sino al candidato a la presidencia del partido oficial, ya que el presidente es el jefe nato de las fuerzas armadas y del partido político en el poder.

        Ese “pueblo” ficción era libre de votar por cualquier candidato, pero el peso del poder y de la fuerza orientaba al voto.

        Así, el presidente en turno elegía sucesor y verdugo, ya que quien accedía al poder, con esa fuerza, podía ser generoso con el ex, o castigarlo.

        Desde el pedestal presidencial se maneja al país, para bien y/o para mal.

        Hoy es lo mismo, salvo que las limitaciones del presidente López Obrador lo llevan a tratar de destruir el pedestal donde se encuentra sustentado. Lo que implica que él mismo se va a derribar, con serios riesgos para México.

        El poder corrompe, y el poder presidencial corrompe presidencialmente, a unos más, a otros menos, pero al final pervierte.

        Llega a grado de querer llevar a la cárcel a todos los expresidentes que viven: Salinas, Zedillo, Fox, Calderón, Peña; o a exhibirlos, humillarlos, debilitarlos, por ventajosa maldad o simple venganza. Sólo excluye a Echeverría en sus cerca de 100 años.

        No busca AMLO la justa aplicación del derecho, pues con Peña, y en relación con Lozoya, supuesto delincuente premiado por López Obrador, éste dijo: “Exhiban ante el pueblo los videos y grabaciones de Lozoya. Sacrifiquen esas pruebas de juicio, pues al parecer tienen poco valor. Publicítenlas para purificar la vida del país”.

        AMLO no entiende qué son los valores y la purificación; confunde a Vicente Guerrero con José María Morelos. No sabe discernir sobre los sentimientos de la nación.

        ¿Qué pasaría si el expresidente Peña dijera públicamente de dónde se sacó el dinero para pagar la campaña de AMLO?, ¿a qué compromisos llegaron AMLO y Peña para ponerle un candidato muy débil, debilitándole al otro, inventándole 30 millones de votos a favor, y entregándole el poder un día después de la elección?

        La corrupción no se acaba montando un circo de cinco pistas para exhibir ante el mundo nuestra asquerosa porquería.

        Urge seriedad, responsabilidad y eficacia, para reducir drásticamente la corrupción nuestra de todos los días.

lunes, 10 de agosto de 2020

 LOGOS

Tánatos en México

AMLO NUNCA SE EQUIVOCA

        Frente a cerca de 55 mil muertos por covid en México (según contabilidad del gobierno federal), o ante 175 mil fallecidos en nuestro país por coronavirus (conforme al cálculo de organismos internacionales), el presidente Andrés Manuel López Obrador afirma embaucadoramente: “México no ha sido tan golpeado por la pandemia”.

        Y con esa frase, mal intencionada, acierta en parte, como el burro que tocó la flauta.

        Porque es verdad, la pandemia no ha golpeado a los mexicanos; quien los ha matado es la torpe política exterminadora de López Obrador, mal aplicada por López Gatell.

        La Doctora Laurie Ann Ximénez-Fyvie, jefa del Laboratorio Genético Molecular de la UNAM, doctorada en la Universidad de Harvard, señala y explica: “Por estrategia errónea, México rebasó los 50 mil muertos… no cerró fronteras oportunamente… no impuso controles internos eficaces… usó medidas de mitigación incompletas…”, entre muchas otras causas.

        Y el mismísimo presidente AMLO indica: “A pesar de todo, lo que cuentan son los resultados”; pero éstos, en la realidad, son catastróficos.

        Da la impresión de que Andrés Manuel es protervo colaborador de Tánatos, personaje escalofriante y sombrío de la mitología griega, símbolo de la muerte pacífica, por enfermedad.

        Ya que comprende los desastres de sus actos y omisiones (en salud pública) y no da su brazo a torcer, no reconoce su responsabilidad, no acepta su equívoco, sino al contrario, su actitud corresponde a quien soberbio asegura: Andrés Manuel López Obrador no se equivoca nunca, es siempre “responsable y profesional”.

        Y al no rectificar, sigue matando mexicanos con su política, sobre todo a los pobres, por vulnerables.

        Si tuviera México a un Sísifo, al más astuto y sabio de todos los hombres que han existido, quien supo encerrar a Tánatos para que no hubiera muertos en Corinto, otro ganso nos cantara.

        Zeus, hasta que se dio cuenta de la travesura eficiente de tan audaz humano, fue personalmente a liberar a la muerte para que siguiera cumpliendo su dolorosa misión constante.

        Y, por esa significativa hazaña, Zeus castigó a Sísifo a morir; empero, éste fue tan intrépido, que se escapó del reino de los muertos, regresando al mundo de los vivos para seguir haciendo de las suyas.

        Mas cuando Zeus se percató de las impertinencias de ese paladín corintio, lo sentenció a cargar eternamente una gran piedra para subirla a la montaña, pedrusco que siempre, antes de llegar a la alta meta, se despeña hasta el pie del risco, convirtiendo ese humano esfuerzo en un arduo trabajo interminable.

        Sísifo (padre natural de Ulises, audaz conquistador de Troya), por estar tan ocupado, no podrá auxiliar a México, pero tenemos a muchos científicos compatriotas, como la Doctora Ximénez-Fyvie, y al Doctor Mario Molina, nuestro Premio Nobel en Química, quienes bien podrían, a partir del embrollo donde nos encontramos con cerca de 60 o 175 mil muertos, implementar un emergente y eficaz proyecto de rescate, para frenar la mortandad criminal que nos queja.

        De pasada, con todo respeto, invito al presidente AMLO a que reconozca sus errores, que no busque culpables cuando el irresponsable es él, y que con toda humildad solicite ayuda a quienes pueden corregir sus torpezas.

 

lunes, 3 de agosto de 2020

LOGOS

AMLO, Trump y Bolsonaro

LOS TRES CABALLEROS

        Tres presidentes americanos tienen desatinos similares, en su política de salud pública, frente a covid19: Donald John Trump, Jair Messías Bolsonaro y Andrés Manuel López Obrador.

        Esos ejecutivos me recuerdan un largo metraje musical de Walt Disney, titulado Los tres caballeros: el Pato Donald, el perico José Carioca y el gallito Pancho Pistolas.

        Desde Estados Unidos de América, Donald, abriendo regalos, viaja fílmicamente por Latinoamérica; especialmente a Estados Unidos del Brasil y a los Estados Unidos Mexicanos.

        Esa película fue del año 1944 y, ahí, esas naciones ofrecieron un colorido festival que cantó a la vida.

        Hoy, en agosto del 2020, esos tres presidentes (Trump, Bolsonaro y AMLO) ofrecen ante el mundo un espectáculo de muerte.

        Arrogantes, tercos e incompetentes, desestimaron a la pandemia.

        En inicio, negaron su existencia. “Es invento de los chinos y de los demócratas”, señaló Donald; “es cosa de los conservadores y neoliberales”, expresó Andrés Manuel; y Bolsonaro aseguró: “son fantasías de nuestros enemigos… es una gripilla”.

        AMLO llega al colmo: “este virus nos llega como anillo al dedo”, “salgamos, saludémonos de mano, abracémonos, no pasa nada”, y “me pondré el cubrebocas cuando no haya corrupción”.

        Oficialmente, en México, los muertos por el coronavirus son más de 50 mil; pero organismos internacionales nos contabilizan cerca de 170 mil fallecidos por esa pandemia.

        El presidente López Obrador derivó la responsabilidad del covid en el subsecretario López Gatell, quien, conforme a la opinión de 9 gobernadores y millones de mexicanos, ha sido incompetente, ya que siguió con servilismo la política de salud pública del presidente, provocando resultados desastrosos.

        Los dos López, el “G”, y el “O”, pueden ser denunciados y/o demandados, y llevarán de por vida decenas de miles de muertos en su conciencia.

        ¡Pobre de México con esas autoridades de salud pública!

        Y AMLO sigue torpemente engallado en que se pondrá el cubrebocas cuando no haya corrupción. ¡Qué frase tan vacua y sin sustento!, porque el presidente ya se ha puesto cubrebocas, y eso no significa que se haya acabado la corrupción.

        Por el contrario, la corrupción se acrecentó en el obradorato. AMLO lo sabe, y ante ella sólo se ríe con nerviosa y esquinada malicia.

        López Obrador prometió que de inmediato (en llegando a la presidencia) terminaría con la corrupción, y ahora sabe de su aumento.

        Dice luchar contra la corrupción, pero con muchos de sus actos genera más corrupción.

        Ejemplificaré.

        Rosario Robles fue acusada de corrupción por delito no grave, de aquellos que no requieren prisión durante el proceso. Y ella se entregó, no huyó de la justicia; y, así, está privada de libertad.

        Emilio Lozoya está acusado de delitos graves, de aquellos que imponen que el supuesto sujeto activo esté en prisión durante su proceso. Él huyó de la justicia, y no ha pisado la cárcel. Fue a un elegante sanatorio, y ahora está libre en su elegante residencia.

        El principio de igualdad jurídica quedó corruptamente destrozado, por orden de quien manda en México.