LOGOS
Siervo de la Nación
CONTRARIO AL TIRANO “CARCAÑAL”
“Las cosas
de palacio van despacio, porque me lastime el carcañal”; recién lo dijo nuestro
actual presidente, dejando una tarea a todos: ¿qué es el carcañal?
Los refranes
son sentencias populares que, en no pocos casos, tienen uso en todos los países
del orbe.
Las cosas de
palacio van despacio es una sentencia que se usa mucho en los Estados Unidos de
América, igual que en México, debido a que en ambas naciones existe lentitud en
las respectivas resoluciones gubernativas, por diversas causas y con distintos
ritmos.
En México,
por ejemplo, las cosas van despacio porque el presidente se lastimó el
“carcañal”.
¿Y qué es el
“carcañal”? Es una palabra deformada, acaso, por él y a costa de su poderío
tiránico. Lo registrado en cualquier enciclopedia es “carcamal”, o sea, es una
persona vieja y achacosa
Pero en el
fondo, esta confesión del presidente es clara, él es México; y nuestro país
anda a su ritmo por sentirse “carcañal”.
Eso es ser
un tirano “carcañal”.
Totalmente
lo contrario de lo que sigue siendo el Siervo de la Nación, José María Morelos,
quien dijo nacer “en el jardín de la Nueva España” (hoy Morelia) el 30 de
septiembre del 1765. Y a quien recordamos en el CCLVIII aniversario de su
natalicio.
Desde el
momento en que Morelos aceptó la disposición de Miguel Hidalgo, demostró su humildad.
Aquél deseaba ser capellán de las muchedumbres insurgentes al lado de éste.
Con
obediencia Morelos acató la orden de ir hacia el sur en una aventura incierta.
Fusilado
Hidalgo, y decapitado, Morelos recibió una misiva del Abogado Ignacio López Rayón,
quien instituye la Suprema Junta Nacional Gubernativa, en Zitácuaro.
Morelos
aceptó, y designando como su enlace a José Sixtos Verduzco, quien fue nombrado
vocal de la Junta, y a través de éste, formula una serie de propuestas
afortunadas: “El único soberano es el pueblo, y no el rey. Quítese la mascara a
la independencia, eliminemos la mención de rey”.
Cuando
Calleja tomó Zitácuaro, la Junta quedó sin fuerzas, y dispersa. Pero con toda
sumisión, Morelos apoya a la Junta enviándoles una buena cantidad de plata, y
la reiteración de su respeto.
Instalada la
Junta en Toluca, y después en Tenancingo, López Rayón, con urgencia, pidió
auxilio a Morelos. Éste no sólo protegió a la Junta, sino derrotó al ejército
realista, y tomó Cuautla, con el ánimo de ocupar la Ciudad de México.
Morelos
consideró que era necesario reformar la Junta Nacional, y se fijó como sede a
Chilpancingo, llamándole el Congreso de Anáhuac. Los diputados fueron los
mismos líderes insurgentes. Morelos
declinó ser diputado. Por unanimidad se le designó “Alteza Serenísima”.
´Morelos no aceptó, y pide que sólo se le registra como
“Siervo de la Nación”.
Decidió
Morelos tomar su ciudad natal, sufriendo una derrota militar, y marchando hacía
el sur de Michoacán. El Congreso lo destituye del mando militar, y el acata la
resolución.
Sólo una
rogativa presentó, que se le permitiera opinar en las discusiones que se
llevaran a cabo al aprobar la nueva constitución. La que fue promulgada el 22
de octubre de 1814 en Apatzingán.
¡Anda muy alejado el tirano “carcañal”,
del Siervo de la Nación!