jueves, 27 de abril de 2017

LOGOS
Los niños y los trabajos
EL JARDÍN DEL PARAISO
        Nuestro calendario gregoriano de 365 días, más un cuarto de día, está pletórico de festejos de toda índole; este domingo 30 de abril es Día del Niño, y de inmediato el lunes 1 de mayo será Día del Trabajo. Los dos valores: la niñez y el trabajo, bien valen nuestra reflexión, en un tiempo atormentado por conductas y noticias malas.
        Los niños, los cachorros humanos, son algo así como las primaveras de nuestras vidas, las primas veras, o sea, nuestras primeras verdades, frescas, nacientes, tiernas, inicios, limpias promesas, ante los mundos que los adultos fabrican, entre otras cosas, con algunas mentiras.
        Por natura y por cultura nacieron, nacen y nacerán, como lo externó magistralmente José Martí, "para ser felices", en aquellas publicaciones inolvidables que siguen llevando por nombre La edad de oro, esos iniciales tiempos que pertenecen al metal más limpio y más preciado.
        Así que todos tenemos el deber de hacer felices a todos los niños de la Tierra, infantes dichosos en su ventura y aventura al ser bienvenidos al banquete de la vida.
        Incumplen con esa obligación los que despiadadamente los masacran a través de gases en esa Siria que otrora fuera el encanto del oriente, y por igual faltan, los que para vengar a esos infantes sirios asesinados, lanzan contra ese mismo país bombas de millones de dólares que matan a otros niños tan inocentes como las víctimas vengadas.
        Eso revela la estúpida maldad de los actuales poderosos, quienes son los herederos de un poderío que ha afectado, entre otros, a la niñez de todos los países pobres y en subdesarrollo, por tener el pecado de ser los explotados de los imperios.
        Todos los planes de solidaridad y auxilio, si son serios, deben enfocarse a la niñez, a su salud y educación, a efecto de crear responsablemente el buen futuro del Hombre.
        Cuidando mucho que el niño desde sus primeros días valore lo que significa el trabajo, uno de los mejores atributos humanos, el que jamás será castigo impuesto por algún Dios, el que nunca podrá ser una pena acompañada por la expulsión de un paraíso, ya que al contrario, el trabajo es la única herramienta con que el Hombre cuenta para construir sus propios paraísos.
        La cultura y la educación deben servir para que el niño aprenda a trabajar, con sus manos y su cerebro, puesto que eso le permitirá su propio desarrollo.
        Trabajar en su hogar, en su escuela, en su comunidad, para jugar y para aprender; desde luego no para que sea sujeto de derecho laboral, ni para que produzca plusvalía que engorde a algún patrón voraz y perverso. ¡Esto jamás!
        Empero, los niños deben aprender haciendo, y deben de cultivarse, para que nunca se les olvide que lo generado por ellos cuando infantes y cuando sean adultos, ya sean bienes o sean servicios, requiere y exige ser distribuido con clara equidad de dimensión humana.
        Que la distancia entre ricos y pobres sea de pocos centímetros, pero no de kilómetros.

lunes, 17 de abril de 2017

LOGOS
Kim y Trump
MEJORAR SUS LIDERAZGOS
        El presidente estadunidense Trump, a sus 70 años, con una altura de 1 metro 88 centímetros sigue siendo golpeador y busca bullas; mientras, el líder supremo norcoreano Kim Jong-un, a sus 33 años, con una altura de 1 metro 75 centímetros es un provocador contumaz a la guerra nuclear.
        De esa manera actúan, y gustan de exhibirse en ese triste y desalmado papel, de suscitadores de confronta atómica de alcances incalculables.
        Corea del Norte tiene, al igual que EU, una economía de guerra. Bélica y hacendariamente los estadunidenses son muy superiores, en el mercantilismo y en el combate. Los americanos tienen a muchos países en explotación permanente, como fuentes de ingresos. Los norcoreanos están solos y semiaislados, pero con cohetería de cabezas nucleares.
        Kim y Trump se están tanteando, y en sus fines y tácticas pueden llegar a tontear, afectando severamente a sus propios pueblos, pero desgraciando a otros que nada o poco tienen que ver en ese asunto de truhanes encubiertos como jefes de Estado.
        China, Rusia, Comunidad Europea y ONU, no deben ser sólo observadores pasivos de esas querellas que acercan a todo el planeta Tierra a su destrucción temprana; menos aún, ingenuos buitres en acecho de lo que quede.
        Las naciones del orbe, sus gobiernos y sus pueblos, deben exigir respeto para los humanos y su hábitat terrícola, tan rico en diversidad de vida.
        Impidamos toda guerra, y detengamos las que se encuentran en desarrollo. Frenemos los preparativos de agresión militar. Aprendamos que el poderoso o los poderosos, en turno, a través de medios masivos de comunicación siembran odio, en la gente, contra sus enemigos.
        Así, incitaron a que se aborreciera a los alemanes, japoneses, norcoreanos, vietnamitas, cubanos, afganos, iraquíes, iraníes, sirios, musulmanes, a los de Isis, incluso a los mexicanos recientemente, calificándolos de los "malos, diabólicos, perversos", cuando conviene al interés político-mercantil de la pequeña pandilla internacional que manda en esta parte de occidente.
        Pero lo mismo hacen los amos de otros epicentros de poder en el mundo: siembran previamente resentimientos a sus pueblos en contra de sus enemigos, y a través de sus propios medios de comunicación masiva.
        Siempre obrará mal el poderoso que engaña a sus congéneres para excitar a la guerra, y por ende a la muerte. Tan malo el Trump como el Kim, al envenenar irresponsablemente a sus respectivas poblaciones con el rencor y el miedo contra otras naciones y otros hombres.
        Si el pueblo de los EU hiciera entender al presidente Trump que ganarían más si en lugar de lanzar bombas que cuestan miles de millones de dólares, y que matan, mandara técnicas para producir alimentos, medicinas, y vivienda, para la vida; incluso, reafirmarían con ese proceder su liderazgo mundial.
        Cuando el pueblo de Corea esté unido y no dividido en dos, empleará ese gran potencial en fuerza para la paz, con desarrollo.

viernes, 14 de abril de 2017

LOGOS
TLC se modernizará
LOS AZTECAS ERAN NAZIS
        La voz de todo imperio porta, en el fondo o en la forma, imperialismo. A veces, como el caso de la hermana España, ya sin alcances de realeza despótica, sigue padeciendo a algunos españoles con ese viejísimo síndrome.
        Caso individualizado lo protagonizó, recientemente, el presidente de la televisión pública española José Antonio Sánchez, quien presintiendo sus equívocas percepciones se disculpó de antemano: "Mi falta de conocimiento sobre el asunto, mi exceso de trabajo y el poco tiempo que he tenido hace que la calidad de las palabras que voy a pronunciar deje mucho que desear, por lo que pido perdón por las mismas".
        Lo dicho, por él, hace que merezca el perdón, pero también que merezca el despido de su cargo público, tan necesariamente vinculado con toda América, sobre todo la de habla hispana.
        Su concepto sobre que “España no fue colonizadora, fue evangelizadora”, es de entrada mitad mentira; siendo la otra mitad una verdad a medias. Está a la vista de todos que España fue colonizadora. En esto no hay duda.
        Y España fue evangelizadora, tanto con misioneros humanistas, a quienes gratamente se les recuerda, como con monjes asesinos, ladrones y violadores de ingrata memoria.
        No pueden ser bondades de la conquista las iglesias ni las escuelas ni los hospitales, porque varias de las 136 naciones que existían en 1519 en este territorio, que hoy es México, tenían templos, colegios, y contaban con sanatorios, a la altura de sus tiempos y bajo el desarrollo de sus condiciones.
        Pero todo lo anterior puede ser discutible; empero, lo grave de las palabras del señor Sánchez, seguramente un destacado técnico de la televisión hispana, es el haber hecho suyo, conscientemente, lo asegurado por la antropóloga australiana Inga Clendinnen, autora de un libro sobre los aztecas: "Lamentar la desaparición del Imperio azteca es como mostrar pesar por la derrota de los nazis en la II Guerra Mundial".
        Los aztecas, como parte de las tribus nahuatlacas o centro de un imperio, nunca fueron nazis; y aplicarles tan retroactivo concepto es error lógico, político e histórico, pero sobre todo ético.
        Eso por una parte, y por la otra, en la Segunda Guerra Mundial perdieron los nazis, pero los nazis alemanes, los nazis gringos, por ejemplo, siguen gozando de buena salud, y hoy en el 2017 el mundo vuelve a sufrirlos.
        Obsérvese cómo tratan a quienes les han aportado, entre otras cosas para su grandeza, territorio, recursos naturales y mano de obra calificada. Ponerles un muro de contención para humillarlos, con intención de encierro para explotarlos mejor, y a su contentillo y ventaja, modificar el texto del Tratado de Libre Comercio que ellos mismos impusieron en su inicio.
        A eso le llaman, ahora, modernizar el TLC, cubriendo con palabras una dolorosa realidad que tiene cómplices en el gobierno de México.
        Con España el biombo era: evangelización; con EU de Trump es: modernización.

lunes, 3 de abril de 2017

LOGOS
Remojemos nuestras barbas
CON DISFRAZ DE DEMOCRACIA
        Ésta es una época en que la mayoría habla a favor de la democracia, al mismo tiempo que con su conducta contradice los principios democráticos.
        Ejemplos, los tenemos en todo el mundo. Trump no tuvo mayoría de votos ciudadanos, y es Presidente de los EU. La actual democracia estilo estadunidense, conforme al discurso pronunciado por Abraham Lincoln en Gettysburg, (19 noviembre 1863) desdice lo conceptualizado por ese destacado presidente: "… que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no desaparezca de la faz de la Tierra".
        Aunque sólo puede desaparecer, lo ya aparecido; y ni en ese año ni ahora, en EU, el gobierno es del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, independientemente de todos los avances que ese país amigo tiene, y al margen de cómo lo ha obtenido, incluyendo territorio, materias primas, y mano de obra y talento, mexicanos.
        Y en Venezuela, nación hermana, el bolivarismo que representa el Presidente Nicolás Maduro asegura abanderar la auténtica democracia, esa del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, esa herencia de Hugo Chávez, esa que tanto ha molestado a los intereses que personifican los presidentes de EU que han tenido que lidiar con ese tipo de oposición en sus dominios mundiales, esa que hoy, por causas externas e internas, se observa en apuros y aplicando, para defender su democracia, medidas antidemocráticas.
        Y frente a ella, una oposición activa que está cansada de padecer el chavismo, pero que sus propias fuerzas no le alcanzan para derrocarlo; que quiere la democracia a su manera, y encuentra  interesado auxilio en fuerzas externas de intenciones históricas aviesas.
        Gran Bretaña es democrática, con su discutido brexit, y su gobierno monárquico sostenido por una sabia y longeva Reina con 65 democráticos años de ejercicio, quien prudentemente empezó a organizar sus exequias, las que espero que no lleguen en este siglo, pero las que serán conmovedoras, y motivo de reacomodos inesperados.
        ¿Qué decir de Siria?, en donde la democracia de unos lucha tan encarnizadamente contra de democracia de otros. Las bestiales culturas en confronta usan, en nombre de la democracia, del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, un radicalismo dogmático que, a nombre de la vida, ha provocado criminalmente la muerte.
        Y la lista ejemplificativa puede seguir, pues es interminable, incluido México en ella, en donde nuestra preceptiva democrática alcanza buena calificación, pero nuestra realidad cotidiana tiene una reprobación que avergüenza.
        Nuestra democracia es teórica, y no ha llegado a la economía, a la educación, al fenómeno religioso, a la cultura, al hogar, a los centros de trabajo, ni siquiera a la política, ni a su aspecto electoral plenamente.
        Los dueños de las urnas, boletas, partidos políticos, y organismos electorales, pagan en exceso a cada funcionario electoral, para que en exceso obedezca las órdenes del amo.