Cada
día que pasa se afecta más a la diplomacia mexicana. De lo sólida y brillante
que fue hace décadas, ahora se encuentra en un nivel bajísimo.
Patricia
Espinosa, secretaria de Relaciones Exteriores de México, indicó que "hoy
contamos con una relación madura con los Estados Unidos que se apega al
principio de responsabilidad compartida, en la que planteamos claramente
nuestros puntos de vista sobre cualquier tema", cuando el común de la
gente observa que de parte del gobierno mexicano se denota irresponsabilidad.
Esa ineptitud del Ejecutivo Federal se refleja
en su miedo ante el gobierno gringo, enseñando no sólo debilidad, sino una
ignominiosa servidumbre.
El caso ocurrido en
Tres Marías, Estado de Morelos, puede ser el ejemplo más reciente del mal
desempeño de nuestra cancillería.
Al margen de los
aspectos policiacos, tan irregulares como vergonzosos, la Secretaría de
Relaciones Exteriores de México ha señalado, y con bastante tardanza, que
"la presencia de agentes estadunidenses en territorio nacional es legal, y
que tienen un importante papel a desarrollar en la estrategia de seguridad del
gobierno mexicano".
Agregando que "su
estancia en México se circunscribe a los convenios de cooperación bilateral, y
de acuerdo con reglas establecidas desde 1992, ya que ningún agente extranjero
puede portar armas ni participar en actividades de la estricta competencia de
nuestra seguridad nacional".
Pero en el caso de Tres
Marías todo hace indicar que los agentes estadunidenses de la CIA iban armados,
y que estaban dispuestos, en los primeros instantes de sufrir la agresión, a
responder disparando, pero que el capitán de la Marina les sugirió que no lo
hicieran, lo que incluso el gobierno de los EU ha dicho que esa prudencia les
salvó la vida.
Además, la secretaria
Espinosa debería de explicar con toda precisión ¿con qué tipo de acciones de
esos agentes de la CIA se fortalece nuestra seguridad nacional?
Respondiendo, también,
¿por qué dejaron salir del país a estos agentes sin antes recibirles su
declaración, a efecto de integrar las averiguaciones previas correspondientes?,
¿por qué ni siquiera se les condujo ante médicos que diera fe de sus lesiones,
si es que las hubo?
Empero, podemos y
debemos exigir toda la información que tenga esa Secretaría sobre la operación
que aplicó en México el procurador de Justicia de los EU, la llamada
"rápido y furioso". Hemos observado que dicha procuraduría no ha
querido informar ni siquiera al Senado de aquel país, consiguiendo la
protección de alto secreto de la propia Presidencia encabezada por Obama;
sin embargo, nuestra cancillería ni
siquiera ha pedido oficialmente un informe al respecto, del cual pueda partir
la visión nacional sobre ese deshonroso caso, que aún sigue en operación para
nuestro agravio.
Y para no seguir
señalando ejemplos, que serían numerosísimos, exclusivamente sintetizaré que el
prestigio diplomático que México tenía se ha perdido totalmente, y aquel
liderazgo internacional del que nos ufanábamos, ha devenido a nada.