LOGOS
Si la silla presidencial hablara
RICO MAC’ PATO Y SUS PATITOS
Encontramos un pecado original y siete pecados
capitales, dispersos e inconexos en toda la Biblia; empero, quien los reúne y
explica, escolásticamente, fue Santo Tomás de Aquino (1225-1275), en su libro
‘Suma de Teología’, al analizar a los ángeles, y razonar sobre los demonios.
Esos siete pecados capitales son: soberbia, lujuria,
ira, pereza, gula, envidia y avaricia; ahora, observémoslos en la realidad,
conforme a un tiempo, espacio, personas y a sus circunstancias precisas.
Tiempo: año 2025, territorio: EU, persona: Donald
Trump, y circunstancia: el ejercicio de su poder en el mundo.
En este año a Donald Trump, como presidente de los EU,
le quedan a la medida los siete pecados capitales.
Con su soberbia presuntuosa ha ofendido a todos; su
lujuria es escandalosa en los tribunales de su país; su ira rabiosa la ha
contagiado a sus seguidores; la mansión que habita en la Florida es el hermoso
estuche de su pereza; su “Golfo de América” es para el golfo holgazán de barrio
rico; su magna barriga, atiborrada y desastrosa, es producto de su gula;
envidioso a más no poder, lo enoja el bien ajeno. Codicia lo que tienen sus
rivales, en política, en amores, en ¡dólares!
Sin embargo, su pecado preferente es la avaricia.
Money, muchísima money; goza el afán desmedido de la
riqueza.
Tiene, Trump, el sórdido ánimo de ser el más rico del
planeta. Ansía superar con creces a Rico Mac’ Pato; y a los gansos,
convertirlos en patitos.
Ejemplificaré; sólo muestreando casos concretos y
públicos.
El excesivo poder político que el multimillonario Elon
Musk tiene en el gobierno de Trump, lo ha obtenido dándole mucho dinero a
Donald. Para la campaña aportó, públicamente, 260 millones de dólares. Recién,
Musk indemnizó al presidente con 10 millones de dólares, por haberle cerrado su
cuenta de Twitter hace años, lo que motivó un juicio, que ganó Musk, pero para
que el presidente Trump quedara resarcido, y contento, le regaló esa cantidad.
El presidente Trump se comprometió a ayudar a Ucrania
frente a Rusia, pensando que le darían parte de las minas de tierras raras de
ese país invadido, y cuasi destruido; pero al no ver satisfecha su ambición, se
desbocó emitiendo increíbles mentiras: “Ucrania es la invasora de Rusia;
Volodimir Zelenski es dictador, Vladimir Putin es un popular presidente; Han
destruido a Rusia esos ucranianos asesinos”.
Esas tierras raras de Ucrania han alocado la avaricia
de Trump.
Si la silla presidencial de México hablara, nos podría
contar de infinidad de pecados capitales de todos nuestros presidentes, hasta
llegar al México del 2025, con una presidente formal, y otro presidente real.
Esos pecados, en nuestro estado laico se llamarían
delitos graves, con sus tipificaciones precisas, y su sistema dogmático; por
ello, ni la soberbia, lujuria, ira, pereza, gula, envidia y avaricia,
constituyen delitos.
Pero, esos siete pecados capitales están presentes en
la conducta personalísima de nuestros mandatarios, como características de su
perfil político y humano; claro, a la mexicana.
Trump asegura que la presidente Sheinbaum es “una
mujer maravillosa”; y ella reafirma que: “Ninguna fuerza mundial puede
doblegarnos”. Trump: “México padece un gobierno narco terrorista”. Sheinbaum:
“No le tengo miedo a Trump; me respalda todo el pueblo. Que no se meta con
nuestros narcos, que se meta con los suyos”.
¡Una
mujer maravillosa!, ¡un gobierno narco terrorista!
Estamos ante una intervención inevitable, pero
inadmisible.
Trump, remedo de Rico Mac’ Pato, es el loco y
atrabancado afán de dominio internacional. El pato López y la patita Sheinbaum
son el loco y atrabancado afán de ranchero dominio tiránico.
El dominador mayor ya está dominando a los críos.
Todos ellos, a su nivel, están enredados en los siete pecados capitales.
¡Algo se salva de tanta porquería!
El ser y el devenir de gran parte de las familias
mexicanas está y estará, siempre, muy por encima de esos locos y atrabancados
opresores.