LOGOS
Cárteles internacionales
COTIZAN EN LAS BOLSAS DE VALORES
Como los planetas de
nuestro sistema solar que están a punto de alinearse ante el astro rey, los más
renombrados funcionarios federales mexicanos se han cuadrado, en avanzadilla,
al presidente de EU, Donald Trump.
Le llevaron, hasta su
país, un especialísimo regalo: 29 capos mexicanos, entre los que sobresale, por
razones obvias, Rafael Caro Quintero, fundador del cártel de Guadalajara y
supuesto torturador y ejecutor de Enrique ‘Kiki’ Camarena Salazar, importante
agente de la DEA.
Esa sorpresiva ofrenda
azteca quedó difusa.
En principio, ni Trump
ni EU le dieron importancia.
En México, en cambio,
le cedieron toda la publicidad triple A que soporta nuestro erario federal,
calificándola de “una excelente y magistral determinación de nuestra presidente
Claudia Sheinbaum”.
Empero, veloces
empezaron las preguntas incómodas: ¿Qué fue, extradición, expulsión,
expatriación, o simple entrega de capos a EU?, ¿tiene atribuciones legales la
presidente de México para adjudicar tamaño obsequio al presidente Trump?
Salió al quite, el
secretario de Seguridad Pública Omar Hamid García Harfuch: “La presidente
Sheinbaum no tuvo nada que ver con esta medida. Fue una decisión colegiada del
gabinete de seguridad.”
Pero las preguntas
siguieron y siguen: ¿Qué artículo, de qué ley, otorga esa atribución al
gabinete de seguridad?, ¿quién pidió la extradición, expulsión, expatriación, o
la salida del país de delincuentes mexicanos ya detenidos, como dádivas a un
gobierno extranjero?, ¿por qué ese mismo gobierno federal, sin un razonamiento
coherente y legal, está exigiendo a los EU que le entregue a Ismael Zambada
García, cuando por otro lado les manda a 29 jefes mafiosos?, ¿será que el Mayo
Zambada es su narco socio consentido, y no así los 29 entregados?
Y los cuestionamientos
siguen sin cesar, mostrando las contradicciones, sobajadas, dobleces, cobardías
y empantanamientos, a los que ha descendido el gobierno mexicano, con tal de
seducir a un insaciable Donald.
El gobierno de EU
presumió sin empacho alguno (a través de los medios de comunicación masiva),
que “la poderosa política del presidente Trump obtuvo, de un obediente gobierno
mexicano, la vertiginosa entrega de varios criminales”.
No entiende el gobierno
de López y Sheinbaum que entre más le dé a Trump, éste más exigirá.
Cuantimás, si ya les
tomó la medida a nuestros dos ejecutivos federales al observar su doble facha;
con una cara, recitan muy orondos: “Somos soberanos e independientes. Nuestra
soberanía no está en venta. El pueblo de México me respalda. Tenemos un himno.
No nos doblegaremos jamás”, y, con la otra fachada, entregan a Trump la
soberanía, la independencia y al pueblo, repitiendo la cesión que antes
hicieron a favor de su cártel predilecto, donándoles todo el país.
Por eso ni siquiera sus
maniobras les salen exitosas. López y Sheinbaum, son de malos sentimientos y de
pésimas acciones.
Los cárteles son como
la Hidra del Lago Lerna, en donde Heracles, héroe en la mitología griega,
realizó, con eficacia el segundo encargo del ciclo mítico de sus Doce Trabajos,
aniquilando a la hidra.
Heracles planeó bien su
trabajo, agudizó su audacia, aplicó con excelencia su valor, su rapidez fue
plausible, su inteligencia fue exacta, la coordinación con su auxiliar se dio
con calidad suprema, y los resultados fueron exitosos.
El filo de la espada
fue severamente revisado por Heracles. La juventud lo acompañó en la persona de
su sobrino Yolao. Ambos taparon eficientemente su nariz y su boca para
protegerse del aliento venenoso de la hidra. Heracles cortó en nueve segundos
las nueve cabezas del monstruo, mientras, con la misma urgencia, el joven con
trapos resinosos y una antorcha en llamas dejaba en incendio las nueve heridas,
para fulminarles el hilo de la vida, y no le nacieran al animal el doble de
cabezas cercenadas.
Muerta quedó la hidra.
La raíz más antigua de
nuestra cultura occidental nos da una lección de cómo puede tratarse a las
hidras del crimen organizado en este mundo de globalización, para que no les
broten más cabezas, y queden fatalmente exterminadas.
Ojalá esa enseñanza la
meditaran todos los jefes de estado del planeta. Las organizaciones criminales
se han transformado en empresas internacionales que (indirectamente) cotizan en
las bolsas de valores de todas las naciones.
Delincuencia organizada no es
tarea de héroes solitarios; es labor insoslayable de una unidad de naciones
poderosas, decididas, responsables e inteligentes.