LOGOS
Al
servicio de Trump
DICTADURA
DE DOS PISOS
El claridoso presidente Donald
Trump es poco confiable por su retorcida conducta en el ejercicio de su gran
poder; y, hace unos días espetó: “México (y la presidente Sheinbaum) hace lo
que le decimos que haga”.
Más rápida, que veraz, la
presidente de México, con nerviosismo en sus ojos enrojecidos y vidriosos,
comentó lo asegurado por Trump: “Bueno, lo he dicho varias veces, el presidente
Trump tiene una forma de hablar, pero como lo dije ayer, el único que manda en
México es el pueblo”.
Y… ¿quién es el pueblo?
“Pueblo”, es una palabra de
concepto impreciso, abstracto, con más colorante político que jurídico, vago,
neutro, indeterminado, que les encanta a los autoritarios y a los dictadores,
ya que la utilizan para encubrir sus personalísimas y solipsistas determinaciones.
Así, es común escuchar en
público a la presidente mexicana pregonar, auxiliada de su potente micrófono, y
en los foros pagados por nosotros: “El pueblo dice…”, “el pueblo manda…” “el
pueblo dispone…”; cuando la que dice, manda y dispone es ella, hablando frente
a ese público sumiso, obediente, manipulable y a modo.
Y la realidad que vemos, es
que la presidente se ajusta, se dobla (hasta anticipadamente), a los deseos y
mandatos de Trump.
Duele y avergüenza que, el
gobierno mexicano, haga lo que le ordena EU, exhibiendo a nuestro país como un
sirviente indigno, y no como un Estado Soberano.
El concepto jurídico político
del Estado contiene cinco elementos; dos elementos básicos y originales: La
población y el territorio. Y contiene tres elementos derivados de la población:
el gobierno, la soberanía y el sistema jurídico.
Ese “Estado Soberano” diseñado
por Jean Bodin, Thomas Hobbes, Norberto Bobbio, Carl Schmitt, Hans Kelsen,
Georg Jellinek, Hermann Heller, está a punto de desaparecer.
Los estados soberanos se están
convirtiendo en cárteles, como formas de organización más eficaces, tornadizas
y superiores.
Tiende esa metamorfosis, a que
ya no sea el estado mexicano, sino los cárteles mexicanos; pues, en nuestro
caso, el obradorato ha dividido a todos, y el cártel Sheinbaum-López está
reducido al 20%; mandando en el 80% restante los otros cárteles, señalados como
terroristas por el poderoso cártel de Trump.
El cártel que antes era el
gobierno federal, ha fracasado en todo lo básico, en todo lo importante; y sólo
exhibe su ligero disfraz electorero, dando limosnas del bienestar, a costa del
erario, y a cambio de votos.
Ese cártel Sheinbaum-López ya no
garantiza la seguridad pública, en la vida de los individuos de la población,
en los bienes de nuestro patrimonio, en la salud familiar, en la educación,
pública o privada.
No garantiza la procuración ni
la administración de la justicia; por ejemplo, le ha dado por mandar a los EU a
delincuentes sentenciados.
Eso significa que el derecho
penitenciario mexicano es todo un fracaso. El principio fundamental
penitenciario es que no están privados de su libertad por castigo, sino para
readaptarlos y educarlos, con el noble propósito de reinsertarlos de nueva
cuenta en la sociedad, ya como personas de bien.
Al no ser recuperables, por la
ineptitud gubernativa, podríamos vaciar todas nuestras cárceles, y enviar a
todos los delincuentes a EU, para que allá cumplan con el papel que allende
nuestras fronteras les impongan.
A cambio, el gobierno
estadunidense nos envía drones, soldados, helicópteros, barcos, submarinos,
satélites, para vigilar, e imponernos su seguridad, a su conveniencia y por su
ambición.
Aunque con descaro cínico, la
presidente mexicana afirma que eso no es cierto.
Igual miente esa presidente,
respecto a que bajó el índice de la pobreza del país en un 13%, cuando no
corresponde a la realidad; primero, porque sólo cuenta aislado el ingreso
individual y las derramas de las limosnas del bienestar, que sólo son para consumo;
segundo, la acumulación inflacionaria la deja de lado, no la ve, como si no nos
afectara severamente al pagar bienes y servicios más caros; tercero, no cuenta,
para ella, que nos ha quitado medicinas, laboratorios, médicos y servicios de
salud, y nos ha reducido en cantidad y calidad la educación pública; y, cuarto,
no dice, la presidente, que para dar las pensiones y becas que tanto presume,
nos está dejando endeudados a los mexicanos con dos billones de pesos más en
este año 2025, deuda que tarde o temprano tenemos que pagar, tanto con sus
altísimos intereses, como el capital íntegro.
La pobreza en México no está
en su nivel más bajo. Está aumentando la pobreza en nuestro país.
Además de que ese cártel
gubernativo federal ignora lo que es la soberanía, se ha convertido en lacayo
de Trump; y está destruyendo inmisericordemente la economía de México, como una
dictadura de dos pisos, a punto del derrumbe.