lunes, 17 de mayo de 2021

 LOGOS

Compra de votos

MONOPOLIO DEL PRESIDENTE

        Cada día que pasa, los adversarios del presidente tienen más razones para criticarlo.

        Y entre más avanza el sexenio del obradorato, sus ciegos seguidores exhiben más su bajeza al elogiarlo.

        El desgaste en el ejercicio del poder es natural, pero Andrés Manuel se ha encargado de acelerar su propio desprestigio.

        Ahora, en su palaciego escaparate cotidiano de alcance nacional, confiesa el presidente López Obrador: “claro que estoy metiendo las manos en las elecciones”, a sabiendas, supongo, que conoce las penas para los delincuentes electorales.

        Pero abusa de su poder el ejecutivo federal. No ignora que su partido (morena) puede perder las próximas elecciones. Calcula costo beneficio, y opta por violar la legislación electoral para no hundirse, introduciendo sus mañas e influencia en los próximos comicios.

        El presidente sigue teniendo fuero, aunque lo niegue mentirosamente López Obrador.

        Para que se proceda en contra del presidente, son necesarios los votos de las dos terceras partes de los senadores presentes en sesión, conforme al artículo 111 constitucional. En esto consiste parte de su fuero.

        Y el artículo 355 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales sólo da para que se le integre un expediente, se remita a su superior (y al no tener él superior), se turne el caso a la Auditoría Superior de la Federación, institución, al parecer, a su servicio.

        Mientras que el Código Penal Federal, en sus artículos 212, 401 y 417, no tipifica esa turbia e inmoral conducta del presidente con la exactitud que exige el 14 constitucional, en materia penal.

        ¿Qué más queda?

        Salir todos a votar en legítima defensa el domingo 6 de junio del año que transcurre, contra el autoritarismo presidencial.

        El presidente de la república sigue alocada e ilícitamente atacando a los candidatos y partidos políticos opositores que les nota posibilidades de triunfo, o a los gobernadores que se le resisten.

        No se lanza en contra de sus candidatos ni de su partido ni de sus gobernadores, quienes también llevan a cabo las mismas tácticas electorales del mercantilismo en boga.

        Y lo más grave es que el presidente ha venido haciendo algo similar, pero en grande, más sucio y recriminable: regalar apoyos a adultos mayores, becas a niños y jóvenes, y sueldos a servidores o vividores de la nación, comprando electoralmente, así, la voluntad de muchos necesitados.

        A esos necesitados les sugiero gastar bien el dinero de nuestros impuestos; pero, se sentirán mejor si votan en contra del presidente corruptivo.

        López Obrador no quiere competencia. Decidió, con el dinero del erario, comprar votos; y, en ello, él quiere tener el monopolio.

        En cambio, los mexicanos estamos en contra de la compra de votos, comenzando por la ilícita adquisición del sufragio efectuada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

        Esa táctica electoral lo convierte en el primer corruptor del país.

        Cada administración presidencial tiene y despliega su propia corrupción.

        Le ha dado por señalar, al actual presidente, que él no es igual a sus antecesores; y relativamente tiene razón, ya que la corrupción tiene muchos nombres, rostros, lenguajes, niveles, características, tiempos y circunstancias.

        El senador Monreal denuncia un embate al presidente AMLO; y no es así. López Obrador se embate, solo, a sí mismo. 

        Mal cita Andrés Manuel al Nuevo Testamento: “Ni tampoco echen el vino nuevo en pellejos viejos, porque si esto se hace revienta el pellejo, y el vino se derrama y se pierde”. Mateo 9, 17.

        Y aplicado ese evangelio, en el caso concreto del presidente López Obrador, sus palabras y sus actos son muy viejos y, él, está muy distante de ser pellejo nuevo.