LOGOS
Compra
de votos
MONOPOLIO
DEL PRESIDENTE
Cada día que pasa, los adversarios del
presidente tienen más razones para criticarlo.
Y entre más avanza el sexenio del
obradorato, sus ciegos seguidores exhiben más su bajeza al elogiarlo.
El desgaste en el ejercicio del poder es
natural, pero Andrés Manuel se ha encargado de acelerar su propio desprestigio.
Ahora, en su palaciego escaparate
cotidiano de alcance nacional, confiesa el presidente López Obrador: “claro que
estoy metiendo las manos en las elecciones”, a sabiendas, supongo, que conoce
las penas para los delincuentes electorales.
Pero abusa de su poder el ejecutivo federal.
No ignora que su partido (morena) puede perder las próximas elecciones. Calcula
costo beneficio, y opta por violar la legislación electoral para no hundirse,
introduciendo sus mañas e influencia en los próximos comicios.
El presidente sigue teniendo fuero,
aunque lo niegue mentirosamente López Obrador.
Para que se proceda en contra del
presidente, son necesarios los votos de las dos terceras partes de los
senadores presentes en sesión, conforme al artículo 111 constitucional. En esto
consiste parte de su fuero.
Y el artículo 355 del Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales sólo da para que se le integre un
expediente, se remita a su superior (y al no tener él superior), se turne el
caso a la Auditoría Superior de la Federación, institución, al parecer, a su
servicio.
Mientras que el Código Penal Federal, en
sus artículos 212, 401 y 417, no tipifica esa turbia e inmoral conducta del
presidente con la exactitud que exige el 14 constitucional, en materia penal.
¿Qué más queda?
Salir todos a votar en legítima defensa
el domingo 6 de junio del año que transcurre, contra el autoritarismo
presidencial.
El presidente de la república sigue
alocada e ilícitamente atacando a los candidatos y partidos políticos
opositores que les nota posibilidades de triunfo, o a los gobernadores que se
le resisten.
No se lanza en contra de sus candidatos
ni de su partido ni de sus gobernadores, quienes también llevan a cabo las
mismas tácticas electorales del mercantilismo en boga.
Y lo más grave es que el presidente ha
venido haciendo algo similar, pero en grande, más sucio y recriminable: regalar
apoyos a adultos mayores, becas a niños y jóvenes, y sueldos a servidores o
vividores de la nación, comprando electoralmente, así, la voluntad de muchos
necesitados.
A esos necesitados les sugiero gastar
bien el dinero de nuestros impuestos; pero, se sentirán mejor si votan en
contra del presidente corruptivo.
López Obrador no quiere competencia.
Decidió, con el dinero del erario, comprar votos; y, en ello, él quiere tener
el monopolio.
En cambio, los mexicanos estamos en
contra de la compra de votos, comenzando por la ilícita adquisición del
sufragio efectuada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Esa táctica electoral lo convierte en el
primer corruptor del país.
Cada administración presidencial tiene y
despliega su propia corrupción.
Le ha dado por señalar, al actual
presidente, que él no es igual a sus antecesores; y relativamente tiene razón,
ya que la corrupción tiene muchos nombres, rostros, lenguajes, niveles,
características, tiempos y circunstancias.
El senador Monreal denuncia un embate al
presidente AMLO; y no es así. López Obrador se embate, solo, a sí mismo.
Mal cita Andrés Manuel al Nuevo
Testamento: “Ni tampoco echen el vino nuevo en pellejos viejos, porque si esto
se hace revienta el pellejo, y el vino se derrama y se pierde”. Mateo 9, 17.
Y aplicado ese evangelio, en el caso
concreto del presidente López Obrador, sus palabras y sus actos son muy viejos
y, él, está muy distante de ser pellejo nuevo.