Ahí los personajes Hans
Castorp, Joachim, Settembrini, Naphta, madame Chauchat, y algunos más, viven y
describen los temas de la existencia humana a través de su enfermedad.
En ese mismo sitio
llamado Davos, ahora, en el año 2012, se han reunido otros personajes a exponer
sobre los temas de nuestro tiempo, con una ociosidad parecida a la de aquéllos,
pero con una nueva enfermedad que corresponde al nuevo milenio.
Ese Foro Económico
Mundial número 42 se efectuó del 25 al 29 de enero del año que transcurre, y
ahí estuvieron muchos líderes, intelectuales, multimillonarios, jefes de estado
y de gobierno, de la mayor parte de los países del mundo, con sus padecimientos
a cuestas; pero, también, con sus inquietudes muy humanas de turistear.
Esas élites políticas, económicas,
intelectuales, y sociales del mundo dejan a Davos, durante cada mes de enero
desde hace más de ocho lustros, una gran derrama multimillonaria en euros,
gasto a cargo de los seres humanos que en este planeta producen, con su
esfuerzo, los bienes y servicios que circulan mundializadamente.
Y, a cambio, ¿qué producen en ese foro?, ¿qué han
producido en los anteriores foros?; claro, a parte de la satisfacción burguesa del
viajar a todo lujo, a costa de quienes si producen.
Suiza es un país que cuenta con uno de los mejores
servicios turísticos y, por ende, uno de los más caros. Ahí, en Davos, en este
año, estuvieron varios mexicanos, entre los que se enlistan el Presidente
Felipe Calderón Hinojosa, Enrique Peña Nieto, y Ernesto Zedillo Ponce de León.
La estancia de ellos ahí, ¿qué le aporta al pueblo de
México? Ese foro terminó y,
rápido. Los promotores se aprestan ya para la organización del siguiente, el
número 43. Hoy, como siempre, las ganancias turísticas fueron satisfactorias.
Y... ¿los
resultados prácticos?, o al menos, ¿cuál fue la conclusión o los aportes
reales? ¡Nada! Todos los asistentes se fueron con las mismas preguntas, pues no
ha habido respuestas. Concluyó el foro, sí, pero con el mismo temor de todos
contra todos, entre multimillonarios, entre medios financieros, entre políticos,
entre intelectuales.
Las crisis
permanentes en que viven las naciones del mundo, y sus habitantes, siguen
azotándonos a todos, a unos más o a otro menos, pero siempre con la zozobra
globalizada.
Y Estados
Unidos, Alemania, Gran Bretaña y Francia, como poderosos, son los principales
responsables.
La montaña mágica de Mann termina con una gran
interrogante: "De esta fiesta de muerte... ¿se elevará el amor algún día?