LOGOS
Demanda la presidente
EL PESO DE SU INEPTITUD
Jeffrey Litchman,
abogado del Ovidio Guzmán, afirmó hace algunos días en su cuenta de redes
sociales regulada por las leyes de EU: “Al parecer, la presidente de México
Claudia Sheinbaum está disgustada con mis sinceros comentarios sobre su oficina
y gobierno corruptos. Puede hacer lo que quiera en sus conferencias de prensa
apresuradas, pero el pueblo mexicano (y yo mismo) sabemos que actúa como el
brazo de relaciones públicas de una organización narcotraficante. El caso del
general Cienfuegos es una clara prueba de esa complicidad. En breve tendré algo
más que decir”.
La presidente formal de
México contestó (supongo que con cabeza fría): “Yo no puedo entrar en relación
con el abogado de un narcotraficante. Decidí demandar a ese abogado por
difamación, aquí en México, a través de la consejería jurídica, y ya se interpuso
la demanda, y ya la fiscalía que conoció del caso del general Cienfuegos
aclarará. Y yo ya me desligo de esto. No establezco relaciones de contubernio.”
Revela nuestra
presidente, con sus palabras y sus decisiones, que se le calentó la cabeza,
incurriendo en una necedad y exhibiendo su ineptitud jurídica; pero, lo más
grave, es que no haya nadie, entre sus colaboradores, capaces jurídicamente
para aconsejarla conforme a derecho.
1. El abogado del hijo
de Ovidio se encargó de formular muy cuidadosamente su mensaje, iniciando con
un “Al parecer”, que rige y preside todo ese párrafo; así, lo único que afirma
es que “al parecer”.
2. Lo que dijo ese
abogado lo expresó en una nota de redes sociales, por lo que no configura una
prueba plena, requiriendo de un perfeccionamiento procesal.
3. Ese supuesto acto
delictivo del abogado se emitió en territorio de los Estados Unidos de América,
sitio en donde no tiene aplicación el derecho mexicano; menos aún en tratándose
de un estadunidense, por lo que el ámbito personal de validez de nuestro sistema
jurídico no opera.
4. Desde el 2007 el
Código Penal Federal de México derogó la tipificación de los delitos de
difamación, injurias y calumnia; por lo que ya no son delitos.
5. Horas después de
este desacierto de nuestra presidente, Donald Trump aseguró: “Los cárteles del
narcotráfico tienen un control tremendo sobre todos los políticos y las
personas electas de México, en todos los niveles”; y, debido a estas
afirmaciones, la congruencia jurídica de la supuesta demanda motivada por la
presidente mexicana la obligaría a ampliar su denuncia en contra de otro nuevo
sujeto activo llamado Donald Trump, quien, incluso, la implica en contubernio.
6. Debería saber
nuestra presidente que ella no puede demandar, de la manera en que lo afirma,
ya que en México el ejercicio de la acción penal, salvo excepciones, lo
monopoliza el ministerio público. En su caso, la titular del ejecutivo federal,
puede denunciar y/o querellarse.
7. Lo curioso es que
ahora la presidente ya no puede desligarse de esa serie de barbaridades
jurídicas que afirmó hacer, y/o que ya hizo, a través de la consejería jurídica
o de la fiscalía general de la república, conforme a su parlanchín mañanera.
Merece, la señora
presidente, que todos los días, durante sus mal preparadas y aburridas
conferencias diurnas, alguien le pregunte como va su demanda en contra de
Jeffrey Litchman, abogado del Ovidio Guzmán, hasta el final de su sexenio, para
que sienta el peso de su ineptitud.
Y al caso del general
Cienfuegos, ya no le ponga más fuegos, a su cabeza fría.