LOGOS
El comal
LE DIJO A LA OLLA…
La elección
presidencial en el Ecuador arrastra, tras de sí, la duda sobre el fraude en
todo su proceso.
La presidente
Sheinbaum, como algunos otros jefes de estado, dejó su huella intervencionista
(en esa secuela electoral del Ecuador) contraviniendo los principios
diplomáticos de México: de no intervención y autodeterminación de los pueblos.
Antes de esa elección
ecuatoriana (Sheinbaum) se pronunció a favor de la candidata izquierdista Luisa
González, diciendo sin más: “Ojalá en Ecuador pronto griten presidenta con “A”,
para poder restablecer nuestras relaciones diplomáticas”; exhibiendo, así, una
discriminación personalísima de género, e imponiendo una exigencia antijurídica
en derecho internacional.
Empero, con margen
amplio, se reeligió Daniel Noboa, de la derecha; y, ya sabemos por qué, no
hemos restablecido los vínculos diplomáticos con ese país hermano.
Y en respuesta, el
presidente Noboa puso en el mismo mecate a Nicolás Maduro y a Claudia
Sheinbaum, como “mandatarios que no conocen la democracia”.
Lo cierto es que,
actualmente, en la mayoría de los países del mundo las elecciones están
viciadas de fraude, de una u otra manera.
Tanto en México como en
Ecuador las elecciones presidenciales (de antaño, y más de hogaño) están llenas
de chanchullos y de porquerías.
Así, pueden ponerse a
cantar, Sheinbaum y Noboa, la canción del inolvidable veracruzano Francisco
Gabilondo Soler (1907-1990), mejor conocido como Cri-Cri, el Grillito Cantor:
“El comal le dijo a la olla…”
Igual de tiznados y
percudidos los dos presidentes; además de que, ambos, se siguen sacando sus
trapitos al sol.
Noboa culpa y
responsabiliza a Sheinbaum de estar auxiliando a la opositora derrotada Luisa
González, y la señala como la que ordenó a un grupo de sicarios asesinar al
presidente ecuatoriano.
Y otra vez Sheinbaum,
con la cabeza caliente y revuelta, se le soltó la lengua: “Mientras Noboa
ejerza el cargo, no se reanudarán relaciones diplomáticas con Ecuador.”
Mientras, nuestra
Secretaría de Relaciones Exteriores fijaba la postura oficial: “México rechaza
tajantemente las infundadas y sin sustento versiones dadas por el Comando
Conjunto de las Fuerzas Armadas e Inteligencia Militar de Ecuador sobre un
supuesto traslado de sicarios desde México, para atentar contra el presidente
Daniel Noboa.”
Hace cerca de un año,
el presidente de Colombia, Gustavo Petro, denunciaba: “El poder en el litoral
pacífico de Colombia lo tienen los mexicanos. Ellos son los que tienen la
fuerza de las armas. No México, no la república mexicana, no el estado
mexicano, no el pueblo mexicano, sino la mafia mexicana”.
Seis meses ha, que el
mismo presidente Petro nos informó que “En su juventud primera, Claudia
Sheinbaum formó parte de la guerrilla del M-19. Dos presidentes de América
Latina, ha dado el M-19 colombiano.”
El pentágono y todas
las agencias de seguridad de los EU, en estos tiempos infortunados y aciagos de
Donald Trump, tienen sumo interés en Ecuador, en Noboa, en Sheinbaum, en
México; y a ambos presidentes les han tomado la medida.
Conocen muy bien la
retórica de Sheinbaum, y la de su amo López. “No a la intervención”, pero
intervienen. “Coordinación sí”, pero dividen y desacomodan. “Subordinación no”,
pero se doblan y entregan hasta lo que no les han pedido.
Sheinbaum y su amo,
presumen de lo que carecen; pagan con el dinero del erario a multitudes
constantes, porque solos no son nada.
El 1 de junio próximo
habrá una elección de jueces, magistrados y ministros del poder judicial
mexicano. Primero, Sheinbaum y su amo destruyeron al Poder Judicial, acusándole
de corrupto y nepotista, cuando en el poder ejecutivo y legislativo existe mil veces
más corrupción y nepotismo. Y ahora esa elección de juzgadores mexicanos será
más abominable y asquerosa que la del Ecuador.
“El comal le dijo a la
olla…”