LOGOS
AMLO
y Trump
PELIGROSOS
DISPARATES GUBERNATIVOS
Mientras el presidente mexicano Andrés
Manuel López Obrador reveló que también tiene erráticos movimientos corporales,
el presidente salvadoreño Nayib Bukele mostró natural sentido del humor en la
política exterior.
Ambos mandatarios se reunieron recién en
Tapachula, Chiapas, y sin más, AMLO con su mano derecha tomó la siniestra de
Bukele, la alzó en señal de triunfo compartido, y equivocando la dirección de
su fuerza descargó un puñetazo en el lado izquierdo de la mandíbula de
presidente salvadoreño.
Ese involuntario accidente, por fortuna,
no provocó la guerra; sólo observamos la confusión nerviosa de AMLO, y a un
Bukele sonriente frente a las cámaras y ante los asistentes, para después
ofrecer variadas y simpáticas explicaciones sobre el hecho.
Dijo: "en realidad, el presidente
López Obrador quiso sentir la potencia de mi barba en su puño"; "veo
que el presidente Andrés Manuel gobierna con puño de hierro; y, "eso me
pasa por andarle diciendo a AMLO cabecita de algodón".
Obvio que ese golpe fue impensado, pero evidenció
la ambigua convulsión mecánica de alguien que, en el ejercicio del poder,
inclusive, trasluce actos de autoridad cargados de dislates.
Daré un ejemplo.
Si a mano alzada (como a AMLO le
fascina) se preguntara a los 125 millones de mexicanos si están dispuestos a
ayudar a Donald Trump para que gane la reelección a la presidencia de EU, casi
nadie subiría su palma, y sí gritarían un rotundo "NO", chiflando
ensordecedoramente cinco rítmicos sonidos en contra de ese "diabólico
personaje".
Contra la opinión de los mexicanos, AMLO
disparatadamente se ha convertido en un obsequioso colaborador de Trump, para
que éste pase cuatro años más en La Casa Blanca, y siga sembrando males en
todos los pueblos de la Tierra.
Aporto dos muestras de la descomposición
social que vive el mundo: casi la mitad de los ciudadanos estadunidenses ama a
Trump, y casi la mitad de los ciudadanos mexicanos ama a AMLO; así, ambos
dividen a su pueblo, tanto el poderoso rubio como su servicial peón.
Hace días, Trump dispuso el despegue de
aviones de guerra y el envío de misiles en contra de Irán. Las flotillas aéreas
salieron al ataque, los misiles estaban listos para ser lanzados; pero 10
minutos antes de la hora para iniciar la criminal embestida, el presidente
estadunidense dio la contraorden.
La orden, según Trump, fue porque Irán
derribó un drón gringo que se introdujo a territorio iraní.
Lo que motivó la cancelación de la
orden, según el mismo Trump, fue un diálogo superficial que tuvo con un
general, a quien preguntó: "¿con este ataque cuántas personas
morirán?" La respuesta fue "de 150 a 150 mil". Por esto dispuso
Trump: "No vale la pena", y revocó la ofensiva.
Trump puso a la Humanidad en altísimo
peligro, ¡que irresponsabilidad de tipo!; además, mostró que le temblaron las
corvas y reculó por miedo.
Todos los disparates gubernativos son
peligrosos.