LOGOS
“A otra
cosa mariposa”
DICHOS Y
HECHOS DEL PRESIDENTE
México, como país, cumplirá 200 años en
pocos días; y ningún jefe del estado mexicano ha hablado tanto, ante el
público, como el actual presidente Andrés Manuel López Obrador; y apenas lleva
la mitad del término de su mandato.
Por cantidad verbosa obtendría el primer
lugar y una medalla de oro.
Ahora, si calificáramos la calidad de su
expresión locuaz estaría reprobado, y con ubicación en los últimos lugares.
Andrés Manuel nos resultó, como
presidente, muy activo; no hay duda en ello, y habremos de ubicarlo en el grupo
de los madrugadores y hacendosos.
Pero los resultados de su trabajo son
erráticos y de pésima calidad. Mejor nos iría si redujera sus tiempos
laborales.
Agregaré, que López Obrador es
jactancioso a más no poder. Engreído al máximo, por lo que le podemos aplicar
la certera expresión: “de lo que presumes careces”.
Su cultura es de dichos populares y,
medianamente, sabe asentarlos a la ocasión: “los militares a los cuarteles”, “me
canso ganso”, “como anillo al dedo”, “amor y paz”, “abrazos, y no balazos”, “a
ver quién amarra al tigre”, “primero los pobres”, “es tiempo de canallas”, “me
patea el hígado”, “no soy tapadera de nadie”, “todos los negocios ilícitos
llevan el visto bueno del presidente”, “ni FRENA ni la CNTE detienen al
presidente” “el que se aflige se afloja”, “no soy florero”, “llueva, truene o
relampaguee”, “me colmaron el plato”, “no sólo de pan vive el hombre”, “las
escaleras se barren de arriba para abajo”, “yo tengo otros datos”, “sereno
moreno”, “no me van a cucar”.
Las anteriores frases trilladas
únicamente son una muestra. El presidente palabrero tiene, entre sus lecturas, al
‘Refranero mexicano’ de Irina Gúseva.
Amlo, a su “amigo del alma”, a su
“hermano” Julio Scherer Ibarra, le encajó con dejo de mezquindad: “a otra cosa
mariposa”; salvo que la esté auto aplicando prematuramente.
Sobre
los hechos que el presidente Amlo informó haber cumplido, dijo: “100
compromisos hice en 2018, y sólo me falta cumplir dos”.
Supongo que los dos que no ha cumplido
son: uno, “hechos, no palabras”, y el otro, “no mentiré”.
Amlo informó por tercer año: “Hay paz, gobernabilidad
y bienestar, en nuestro país”; “no fabricamos delitos ni perseguimos a nadie”;
“construimos las bases para transformar al país”; “vamos bien”; “la
independencia de los tres poderes federales es una realidad”; “acabamos con la
corrupción, y estamos cerca de la verdad sobre los jóvenes de Ayotzinapa”;
“tenemos más empleo, más salud, más dinero, más seguridad, somos felices”.
Añadiendo, a su autoglorificación
informativa, una actitud de regresión infantil, dirigida a los tecnócratas
neoliberales: “tengan… para que aprendan” y, al pronunciarla, de ese modito, tuvo
ganas de cerrar en puño su mano derecha, poner el dedo pulgar entre el índice y
el dedo medio, para ilustrar mejor la majadera frase.
Empero, 126 millones de mexicanos le
contestamos su tercer informe al presidente López Obrador, de manera breve:
“nosotros, las víctimas de sus malos hechos, tenemos otros datos”.
Es vergonzoso que los hechos de Amlo en
migración sea hacerle el trabajo sucio a Washington, tanto para recibir
diplomáticamente a afganistanos como para patear y expulsar caribeños y
centroamericanos.
La deuda pública y la huida de capitales
extranjeros generará explosiones.
Hay varios males imparables, con sus
siniestras consecuencias: el mortal flujo de potentes armas de EU a México, y
la letal marejada de droga de México a EU.
Por cierto, el texto de la consulta
aprobada por el senado, para llevar a cabo la costosísima e idiota revocación
de mandato, es inconstitucional, por no ajustarse estrictamente a la
revocación, por no ser claro y preciso, y por comprender (confusa y
contradictoriamente) como opciones opuestas, lo que es la revocación y una de
sus consecuencias: que siga como presidente si no se revoca.