LOGOS
Parece un manicomio
DONDE GOBIERNAN LOS
ENFERMOS
Estados Unidos de América, país que
inició su hegemonismo mundial al término de la Primera Guerra Mundial, fue
pionero en llevar como presidente a un ciudadano inusual y alocado: Donald
Trump.
Recientemente dijo Trump: "… Yo
podría ganar en una semana la guerra a Afganistán, y desaparecerla de la faz de
la Tierra. Pero no quiero matar a 10 millones de personas…"
Ni siquiera Hitler expresó algo similar;
en cambio Trump es muy pertinaz en la constante formulación de señalamientos
propios de un desequilibrado que intenta provocar el terror.
Hace más de una semana tomó posesión
como primer ministro del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte
Boris Johnson, un conservador que ejercía como alcalde de Londres, y a quien
infinidad de personas lo observan como físicamente muy similar a Trump.
Ambos con rostro y cuerpo parecido, de
amplias espaldas, rubicundos, con rostros amplios, de estridentes cabellos
amarillos estropajosos e insumisos.
Los dos polémicos, críticos a medios
masivos de comunicación, excéntricos a más no poder, gustan de hacer su show,
hablan en público con mentiras e inexactitudes, de soberbia exacerbada, y de un
derechismo radical y práctico.
Sin embargo, esos personajes hoy tan
unidos y condescendientes (en tiempos no tan lejanos) se miraron con antipatía
manifiesta. El británico declaraba: "… tengo temores genuinos de que Trump
es incapaz de ejercer el cargo de presidente". Y Trump aseguraba:
"El alcalde Johnson no ha cumplido, y se siente peligrosidad en ciertas
áreas de Londres con presencia de musulmanes radicales".
Hoy, en una sociedad de mutuos elogios
se califican de "excelente", "fabuloso" y "genial",
entre sí, pero pronto llegará el desencanto.
Johnson en su enloquecimiento asegura:
"Estoy dispuesto a provocar un Brexit duro… el Reino Unido saldrá de la
Unión Europea cueste lo que cueste".
Sólo los chiflados pueden atestar algo
así, sin percatarse de que "cueste lo que cueste" es excesivo precio;
ya que si el costo es el acabar con el Reino Unido, ¿Valdrá la pena el Brexit?
Otro ejemplo de locura en altos
funcionarios gubernativos es lo sostenido por el ministro de Brasil Damares
Alves: "… las niñas pobres son violadas porque no llevan calzones", y
propone como definitivo remedio "establecer una fábrica de ropa
interior". Su aberrante desvarío es no comprender las causas y los efectos
de tan dolientes problemas humanos, y su mentecata incapacidad se le nota.
Cada día que pasa, el mundo se agrava, semejándose
a un manicomio en donde, a nombre de la democracia, se les otorga el poder
gubernativo a los enfermos; y este fenómeno que nos conduce al suicidio, como
especie, también se padece en el resto del mundo, incluido México.
Locuaz, el presidente AMLO cree que nos precisa
sobre el costo del aeropuerto a construir en Santa Lucía: "… nos costará
70… 80… o cuando mucho 200 mil millones de pesos…"
¿Aritmética alocada?