Con palabras describimos la realidad que
nos circunda. Al igual que con ellas transmitimos nuestras verdades interiores.
Las palabras nos sirven a los seres humanos para comunicarnos entre sí. Lo
lógico, lo honesto, es que nuestras palabras emitan lo que nosotros creemos que
es verdad.
Con nuestra expresión podemos
equivocarnos, pero en el error no habrá mala fe y, por ello, debemos estar
dispuestos a corregir de inmediato nuestra expresión, ya sea escrita, ya sea
oral.
Sin embargo, el tiempo que vivimos está
enfermo de mentiras, y la atmósfera social creada por nosotros mismos se ha
contaminado en forma severa.
Lo malo es que no repudiamos a la
mentira ni castigamos al embustero o a la falsaria, sino por el contrario,
estimulamos a la falacia y premiamos al engañador.
Y en épocas enfermas de embustes, la
palabra lamentablemente se desnaturaliza, y sirve para chismes, para calumniar,
para la chapucería, perdiendo todo nuestro lenguaje la naturaleza de sus orígenes.
Ante ese mal debemos abanderar la
cultura de la honestidad, y promoverla ante todos los humanos que se encuentren
a nuestro alderredor, en nuestro radio de influencia social.
A finales del año 2012 el Banco de
México aseguró que para el año 2013 la economía mexicana crecería por arriba
del 4%. Agustín Carstens, su gobernador, indicó que ésta no era una postura
optimista, sino realista.
Durante el mes de agosto del año que
transcurre el propio gobernador de ese banco central reconoció que aquel
pronóstico no fue real, y que ese crecimiento económico sería "entre el 2%
y 3%".
Días después la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público de nuestro país, ante ese anuncio de baja en el crecimiento
económico, replicó, indignada, que al final de este año estaremos creciendo el
3.1%.
Hoy, en la primera mitad del mes de
noviembre, se anuncia por las mismas autoridades que el crecimiento del país
será en esta año del 1%, y ante esto, sabemos que nos siguen mintiendo, con
discursos vacíos y tratando de crear realidades inexistentes.
La palabra, en esos casos, sirve para
adulterar la realidad. Esta palabra es deshonesta.
Curiosamente la población sabe percibir
a las palabras honorables; aquellas que se expresan con toda sana intención.
Estoy leyendo las declaraciones que formula el excelente economista José
Antonio Garrido Mejía: "La economía de México necesita crecer del 5% al 6%
al año, pero al concluir 2013 apenas habrá logrado un crecimiento del 1%, por
lo que se prevé un panorama sombrío y desalentador... ante esto tenemos que
multiplicar los esfuerzos... pero en lugar de reformas el país requiere de
inversión productiva, no especulativa como la que está entrando a México".
Ante tanta violación a la ley, y tantas
mentiras a su nombre, desde Zitácuaro el Magistrado Gilberto Alejandro
Bribiesca Vázquez externó en forma sencilla y clara que "respetar la ley,
y hacerla respetar, es la mejor forma de restablecer el estado de
derecho".